(ADF International)
Los padres se encontraron en una situación desgarradora cuando la escuela a la que asistía su hija comenzó a hacer una transición social de la niña, sin su consentimiento. La conectaron con una organización de defensa de personas transgénero y la alentaron a seguir adelante con los bloqueadores hormonales.
“Nos opusimos a esto porque sentimos que nuestra hija no estaba en una posición emocionalmente estable para tomar decisiones tan importantes sobre su cuerpo y su salud”, explicó el padre.
La situación empeoró cuando los padres fueron acusados de abuso parental por negarse a permitir que su hija recibiera los bloqueadores hormonales. Fue entonces cuando un juez ordenó que la niña fuera sacada de su hogar y colocada en un centro de acogida.
Desde entonces, los padres han estado luchando en los tribunales para recuperar la custodia de su hija y protegerla de decisiones médicas que consideran dañinas e irreversibles.
“Estamos luchando por nuestra hija, por su futuro y su bienestar. No podemos permitir que se realicen experimentos médicos con ella sin nuestro consentimiento”, dijo el padre.
La batalla legal ha sido agotadora y costosa para la familia, pero están decididos a seguir luchando por la custodia de su hija y por su derecho a tomar decisiones médicas en su nombre.
“Esto no se trata solo de nuestra hija, se trata de proteger a todos los niños y familias de decisiones médicas apresuradas y potencialmente perjudiciales”, concluyó el padre.
A pesar de la oposición de los padres, la escuela privada a la que asistía su hija comenzó una “transición social” de la joven y la conectó con una organización de defensa de personas transgénero.
Cuando la hija tenía 15 años, una psicóloga escolar se puso en contacto con la Agencia Suiza de Protección Infantil (SPMI) y afirmó que la menor necesitaba protección de sus padres “transfóbicos” después de su continua objeción a los bloqueadores de la pubertad.
La escuela facilitaba reuniones entre la hija y la organización de defensa transgénero, así como con el SPMI, sin el conocimiento de los padres y de manera fraudulenta, marcando su ausencia como actividades escolares cuando en realidad no lo eran. Posteriormente, se descubrió que la joven estaba fuera de la escuela participando en estas reuniones.
El padre de la joven mencionó que la escuela rechazó las acusaciones de comportamiento indebido, afirmando que respetan la ley suiza y cumplen con las decisiones de las autoridades de protección infantil. Sin embargo, no respondieron directamente a cómo se marcó a la joven como ausente.
Finalmente, un tribunal suizo decidió que la hija debería ser internada en un hogar supervisado por servicios sociales debido a supuestos problemas de salud física y mental. La joven de 16 años ha permanecido en este lugar por más de un año, a pesar de la oposición de sus padres.
El asesor legal de ADF International, el Dr. Felix Boellmann, mencionó que el derecho internacional establece que un niño no debe ser separado de sus padres contra su voluntad, excepto en casos de abuso. Sin embargo, el padre de la joven mencionó que no está claro qué abuso se identificó para justificar la separación de su hija de la familia.
Las autoridades suizas no comentaron sobre esta situación específica, pero ofrecieron una respuesta general sobre el sistema legal del país, enfatizando que ningún niño es separado de sus padres por falta de consentimiento para una transición de género o tratamiento.
Los padres han enfrentado numerosas batallas legales para intentar restablecer la relación con su hija y traerla de vuelta a casa. Sin embargo, el proceso se ha vuelto más difícil a medida que la joven cumple años.
En Suiza, los menores pueden cambiar legalmente su nombre y sexo registrado a los 16 años, lo que preocupa a los padres ya que creen que esto facilitaría una transición física para su hija.
El padre mencionó que han conocido a otros padres y niños en situaciones similares, quienes ahora lamentan estar en esa posición debido a decisiones tomadas por instituciones como tribunales, escuelas y agencias de protección infantil, que según él, no han seguido un enfoque basado en evidencia en casos de menores con disforia de género.
El padre expresó que el sistema educativo en Suiza ha puesto a los niños trans en un pedestal, lo que ha llevado a soluciones apresuradas como el uso de bloqueadores de la pubertad, con posibles consecuencias a largo plazo.
A pesar de que se dice que los efectos de los bloqueadores hormonales son reversibles, la limitada investigación sobre su uso en niños y los posibles efectos a largo plazo en el desarrollo físico son motivo de preocupación para instituciones de salud como el Instituto Nacional de Salud del Reino Unido.
El padre concluyó que es necesario tomar decisiones basadas en hechos y pruebas en lugar de ideologías radicales y dañinas, especialmente cuando se trata de experimentos médicos con niños. Su deseo es que su hija regrese a casa para recuperar su salud y bienestar, tanto para ella como para toda la familia.
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