El ejército ucraniano ha utilizado cada vez más misiles de largo alcance suministrados por EE. UU. para atacar aeródromos y buques de guerra rusos enemigos detrás de las líneas enemigas, una práctica que le ha traído algún éxito dentro del territorio ucraniano ocupado por Rusia, pero que ha sido prohibida por Washington de extenderse a Rusia propiamente dicha, limitando su capacidad de repeler los asaltos rusos.
En la última semana, las fuerzas de Kyiv lanzaron tres ataques utilizando Sistemas de Misiles Tácticos del Ejército, conocidos como ATACMS. Los asaltos aéreos, que impactaron un sistema de defensa aérea y un buque de misiles en territorio ucraniano ocupado por Rusia en el este y sur de Ucrania, fueron reportados por ambas partes, y su impacto fue confirmado por grupos independientes que analizan imágenes geolocalizadas del campo de batalla.
Ucrania espera que los ataques, al dañar la capacidad de Moscú para llevar a cabo operaciones militares, finalmente ayuden a aliviar a las tropas que luchan por contener los avances rusos en el terreno. Pero Estados Unidos y otros aliados occidentales solo han permitido el disparo de armas occidentales en territorio ucraniano ocupado por Rusia, no en Rusia misma, por temor a escalar la guerra.
Los funcionarios ucranianos se han quejado de que la política permite a Moscú lanzar ataques desde el interior de Rusia sin riesgo y ata las manos de Ucrania para repelerlos. “Proceden con calma, entendiendo que nuestros socios no nos dan permiso” para atacar, dijo el presidente Volodymyr Zelensky de Ucrania en una entrevista con The New York Times la semana pasada. “Esta es su gran ventaja”.
Ahora, la presión está aumentando sobre la administración Biden para revertir esa política ante las dificultades de Ucrania en el campo de batalla. El último llamado se produjo el viernes, cuando el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, dijo a The Economist que negar “a Ucrania la posibilidad de usar estas armas contra objetivos militares legítimos en territorio ruso dificulta mucho su capacidad de defenderse”.
Ucrania no produce armas de largo alcance poderosas, lo que la deja dependiente de sus aliados occidentales para conseguirlas. Pero Washington se había negado durante mucho tiempo incluso a proporcionar ATACMS, temiendo que hacerlo pudiera cruzar una de las “líneas rojas” del Kremlin que llevaría a la escalada.
Eso cambió a finales del año pasado, cuando el presidente Biden aprobó el envío a Ucrania de una versión del ATACMS que puede golpear objetivos a 100 millas de distancia. Luego, en abril, Washington secretamente entregó a Kyiv una nueva versión del arma, con un alcance de aproximadamente 190 millas.
Y el viernes, Estados Unidos anunció un paquete militar de $275 millones para Kyiv que incluye municiones para HIMARS, un lanzacohetes que puede disparar los misiles ATACMS. El Sr. Zelensky agradeció a la Casa Blanca, diciendo en las redes sociales que el paquete incluía “misiles de largo alcance muy necesarios”.
Los misiles han permitido a Ucrania golpear logísticas y puestos de mando detrás de las líneas rusas. Kyiv ha apuntado a aeródromos, depósitos de municiones, lanzadores de misiles antiaéreos y concentraciones de tropas.
Un objetivo en particular ha sido la península de Crimea ocupada por Rusia, un centro de suministros para las fuerzas de Moscú en el sureste y una rampa de lanzamiento para ataques con misiles y drones. Moscú reportó varios ataques con misiles ATACMS este mes.
La semana pasada, el ejército ucraniano dijo que había golpeado el puerto crimeo de Sevastopol y dañado un pequeño buque de misiles. El Instituto de la Guerra, un grupo de expertos con sede en Washington, dijo que las imágenes satelitales del ataque mostraron probablemente daños en el buque.
A principios de mayo, las fuerzas ucranianas golpearon un sistema de defensa aérea ruso cerca de una base aérea en Crimea, según Oryx, un sitio web de análisis militar que cuenta las pérdidas basadas en pruebas visuales.
Pero la incapacidad de Ucrania para disparar las armas dentro de Rusia misma ha dado a Moscú una ventaja significativa, dicen los funcionarios ucranianos, lo que quedó más claro cuando las fuerzas rusas abrieron un nuevo frente este mes en la región de Kharkiv, en el noreste de Ucrania. Antes de la ofensiva, Moscú había acumulado tropas y equipos cerca de la frontera, pero la política de los aliados prohibió a Ucrania atacarlos con armas occidentales.
Después de unas dos semanas de intensos combates, el Sr. Zelensky dijo el viernes que el avance ruso allí se había estancado y que la situación estaba bajo control. Aún así, la ofensiva le dio a Moscú sus mayores ganancias territoriales en Ucrania desde finales de 2022.