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Las Islas Baleares están intensificando sus recursos económicos, tecnológicos y humanos para combatir las actividades ilegales en el sector del alquiler turístico. A medida que se incrementan los esfuerzos de cumplimiento y aumentan las sanciones, los inspectores están descubriendo lo que describen como redes de crimen organizado involucradas en alquileres vacacionales. Estas organizaciones criminales han descubierto un nicho rentable en este sector, con una presencia confirmada no solo en las Islas Baleares, sino también en otras regiones de España.
Las investigaciones de los inspectores del Consell de Mallorca revelan que tres edificios en Palma, que fueron multados con casi 2,5 millones de euros este verano, están vinculados a estas redes criminales. En el primer caso, anunciado a mediados de agosto, se impuso una multa total de 960,000 euros, 80,000 euros por cada uno de los 12 apartamentos en el edificio. En un segundo caso, reportado un mes después, se multaron dos edificios adicionales con diez y siete unidades al mismo ritmo (80,000 euros por unidad), lo que llevó a una multa combinada de 1,36 millones de euros.
Nuevas multas en camino
Es probable que estos no sean los últimos edificios multados este año. El Departamento de Turismo del gobierno ha identificado edificios adicionales con prácticas ilegales similares, y es posible que se produzcan intervenciones adicionales. Estos casos suelen involucrar redes que alquilan propiedades y luego las subarriendan ilegalmente sin el conocimiento de los propietarios.
Según José Marcial Rodríguez, Consejero de Turismo de la isla, el perfil de estas redes es consistente: incluyen a individuos tanto de España como del extranjero. Rodríguez explica que el marco legal, combinado con las tácticas evasivas de estos delincuentes, requiere una meticulosa recopilación de pruebas. “Nuestra legislación es altamente protectora, pero también es confusa, abundante y a menudo vaga”, afirma, señalando que estas redes criminales explotan estos vacíos legales para continuar operando incluso después de ser detectadas y multadas.
Rodríguez describe a estos grupos como “mafias con estructuras bien organizadas” que se esconden detrás de múltiples empresas, moviendo ingresos entre ellas. “Se alquilan entre ellos, desplazan fondos entre empresas… lo que hace que sea muy difícil para los investigadores rastrearlos”, dice, agregando que “explotan cada resquicio legal, conscientes del lento ritmo de los procedimientos administrativos”. Aunque se están realizando esfuerzos para mejorar los mecanismos de control, Rodríguez admite que eliminar estas prácticas sigue siendo un desafío considerable.
Aún no está claro si estas redes están conectadas con grupos similares identificados en Cataluña, aunque la posibilidad no se ha descartado. El Ayuntamiento de Barcelona ya ha identificado alrededor de diez grupos mafiosos involucrados en alquileres turísticos ilegales, empleando tácticas similares a las observadas en las Islas Baleares. Se cree que estos grupos siguen activos en Barcelona, con alrededor de cuarenta grupos distintos identificados en los últimos años.
La creciente complejidad de los alquileres turísticos ilegales ha llevado al gobierno balear a aumentar la financiación para el cumplimiento. La semana pasada, el gobierno anunció que parte de los ingresos del Impuesto de Turismo Sostenible (ITS) se destinaría a combatir este problema, respondiendo a las demandas de los consejos insulares, que supervisan los asuntos relacionados con el turismo.
Estimaciones hoteleras
La industria hotelera estima que alrededor del 50% de los alquileres turísticos en las Islas Baleares pueden estar operando ilegalmente. Esta cifra, aunque aproximada y difícil de verificar con precisión, se puede inferir razonablemente al analizar las llegadas y estancias de turistas en alojamientos con licencia. Sin embargo, generalmente se acepta que el mercado ilegal probablemente no alcanza el nivel del 90% sugerido por la ex Consejera de Vivienda, Marta Vidal, quien estimó que alrededor de 235,000 alquileres turísticos estaban desregulados. Aunque el sector hotelero considera que esta cifra está algo inflada, comparte la evaluación más amplia, especialmente en cuanto a los desafíos para controlar una actividad que ha aumentado más allá de la supervisión regulatoria en los últimos años.
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