El ex presidente Donald J. Trump ha estado culpando reiteradamente al presidente Biden por los precios más altos en las tiendas de comestibles y en todos los demás lugares donde los estadounidenses hacen compras, prometiendo “solucionarlo”.
Sin embargo, Trump ha ofrecido poca explicación sobre cómo sus planes reducirían los precios. Varios economistas han señalado que algunas de sus políticas, independientemente de sus méritos en otros aspectos, podrían aumentar la presión al alza sobre los precios.
Por ejemplo, Trump ha mencionado que planea llevar a cabo la “mayor deportación doméstica de la historia estadounidense”, lo cual probablemente aumentaría el costo de la mano de obra. También tiene la intención de imponer nuevos aranceles a casi todos los bienes importados, lo que podría elevar los precios y los de cualquier competidor nacional.
Además, Trump ha expresado su deseo de hacer permanentes todos los recortes de impuestos financiados por déficit que él y los republicanos del Congreso promulgaron en 2017, y también propone realizar algún tipo de nuevo “gran recorte de impuestos” para individuos y empresas, lo cual estimularía una economía que ya está en pleno empleo.
De acuerdo con los economistas, cada uno de estos planes de política distintivos de Trump probablemente aumentaría los precios, e incluso algunos podrían provocar aumentos continuos en lugar de únicos, lo que aumentaría la posibilidad de inflación.
La inflación a nivel mundial ha aumentado a medida que la pandemia retrocede, y muchos economistas creen que el paquete de estímulo de marzo de 2021 de la administración Biden fue demasiado grande, lo que contribuyó a una recuperación más rápida en el crecimiento pero también alimentó el problema de la inflación interna.
En respuesta a estas preocupaciones, el director de política de campaña de Trump, Vince Haley, ha negado que los planes de política del segundo mandato de Trump puedan aumentar aún más los precios o reavivar la inflación, asegurando que Trump también tiene la intención de aumentar la producción de energía, reducir regulaciones y disminuir el gasto federal.