Natalie Sherman & Faarea Masud
Reporteras de negocios, BBC News
Getty Images
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha amenazado con un arancel del 200% a cualquier alcohol que llegue a Estados Unidos desde la Unión Europea (UE) en el último giro de una guerra comercial en escalada.
La amenaza es una respuesta a los planes de la UE de imponer un impuesto del 50% a las importaciones de whisky producido en Estados Unidos como parte de su represalia a los aranceles de Trump sobre todas las importaciones de acero y aluminio a Estados Unidos.
El presidente de Estados Unidos pidió la eliminación inmediata del “nasty” arancel de la UE sobre el whisky de Estados Unidos, calificando al bloque de “hostil y abusivo” y “formado con el único propósito de aprovecharse de Estados Unidos”.
Un portavoz de la Comisión Europea dijo que se están preparando “llamadas” entre Estados Unidos y la UE para discutir la situación.
Confirmó que su comisionado de comercio, Maroš Šefčovič, había “contactado con sus homólogos estadounidenses” después de la última amenaza de Trump.
La confrontación marcó otra escalada de una guerra comercial que ha sacudido los mercados financieros y ha generado preocupaciones sobre el impacto en las economías y los consumidores en muchos países de todo el mundo, incluido Estados Unidos.
Europa envía más de €4.5 mil millones ($4.89 mil millones; £3.78 mil millones) en vino cada año a Estados Unidos, que es su mercado de exportación más grande, según el Comité Européen des Entreprises Vins, que representa a la industria vinícola europea.
Ignacio Sánchez Recarte, secretario general del grupo, dijo que si Trump llevaba a cabo sus amenazas, destruiría el mercado, costando miles de empleos.
“No hay alternativa para vender todo este vino”, dijo, rogando a ambas partes que “mantengan el vino al margen de esta pelea”.
El último enfrentamiento se produjo después de que entraran en vigor nuevos aranceles de Estados Unidos sobre el acero y el aluminio el miércoles, afectando las importaciones de los metales con un arancel del 25% y poniendo fin a las exenciones de los aranceles que Estados Unidos había otorgado previamente para los envíos de algunos países, incluida la UE y Canadá.