Tratando con el ruido excesivo de vehículos en los pueblos.

Los municipios de la Sierra de Tramuntana quieren poner fin a la contaminación acústica causada por vehículos en sus núcleos urbanos.

El problema principal para estos municipios es el ruido excesivo de ciertos vehículos, como buggies, motocicletas, coches con motores potenciados. Los vehículos normales son parte de la vida cotidiana, pero los pueblos han sido afectados, por ejemplo, por excursiones en convoy de buggies de alto rendimiento. Durante los últimos años, el alcalde de Deià, Lluís Apesteguia, ha sido particularmente vocal en resaltar los problemas de tráfico y ruido.

Los ayuntamientos y los residentes llevan años quejándose del ruido en las carreteras principales de las montañas. Los propios municipios no pueden hacer nada al respecto; es responsabilidad de la dirección de tráfico y del Consejo de Mallorca. Pero las carreteras dentro de los núcleos urbanos son un asunto diferente.

La mancomunitat de ayuntamientos de la Sierra de Tramuntana ha propuesto una ordenanza para regular el ruido de manera estándar en los diferentes municipios.

En junio, la propuesta de una ordenanza de regulación del ruido se envió a los diferentes ayuntamientos. Algunos ya la han aprobado. Estellencs es uno de ellos. El alcalde, Bernat Isern, que también es el presidente de la mancomunitat, señala que los ayuntamientos solo tienen el poder de regular dentro de los núcleos urbanos, pero que la ordenanza les permitirá detener el ruido.

Banyalbufar, Deià, Escorca, Esporles y Puigpunyent también han aprobado la ordenanza. Otros, como Fornalutx y Sóller, están en proceso de estudio.

Isern explica: “Al tener una ordenanza conjunta, esto también nos permitirá actuar de manera unificada, por ejemplo, compartiendo un servicio de medición de niveles de sonido que ayudará a nuestros agentes de policía a llevar a cabo los controles pertinentes. El objetivo es reducir, pero preferiblemente prevenir, el daño causado a la salud humana y al medio ambiente.”

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Las fuerzas de policía serán responsables de vigilar el cumplimiento de los parámetros de ruido permitidos. Se está considerando la contratación de personas para acompañar a los agentes y realizar las mediciones.

La ordenanza contempla una serie de multas. Estas comienzan en 600 euros, pero pueden llegar hasta los 300.000 euros.