Patricia, quien llegó a Líbano desde Sierra Leona hace unos años para trabajar como empleada doméstica en una casa en el sur de Líbano, nunca imaginó que quedaría atrapada en un conflicto en Medio Oriente.
“Estoy asustada. Quiero ir a casa. Llegué a Beirut en una ambulancia desde la ciudad portuaria sureña de Tiro”, dijo a dpa en un refugio que alberga a 200 trabajadoras domésticas, quienes están atrapadas sin sus pasaportes.
Numerosas trabajadoras domésticas extranjeras en Líbano están atrapadas en el país como resultado de los ataques israelíes.
“La casa en la que trabajaba fue bombardeada, y la señora para la que trabajaba estaba tan asustada como yo”, dijo, con lágrimas en los ojos.
Un grupo de activistas ha establecido un refugio para las trabajadoras domésticas varadas en Líbano en un almacén para ayudarlas a sobrellevar el conflicto.
Lea Ghorayeb, una de las activistas, dijo a dpa que estaba ayudando a las migrantes después de que sus empleadores las dejaran en las calles, en medio de bombardeos y sin sus pasaportes u otros documentos oficiales.
“La mayoría de ellas no tienen sus pasaportes. La mayoría quiere irse del país, pero algunas no tienen dinero para hacerlo”, dijo.
“Cuando las cosas se calmen un poco, trabajaremos para enviar a aquellos que estén dispuestos a irse a sus países y aquellos que quieran quedarse, intentaremos encontrarles algunos lugares decentes para trabajar”, afirmó Ghorayeb.
Ghorayeb dijo que ella y otros activistas instalaron una cocina para las trabajadoras varadas, para que puedan cocinar su propia comida.
Las trabajadoras domésticas extranjeras son empleadas en Líbano bajo el controvertido sistema de Kafala que ata a los migrantes a un patrocinador local.
Los activistas de derechos humanos describen el sistema como esclavitud. Muchos de los empleadores retienen los pasaportes de los empleados. También ha habido informes repetidos de maltrato a los empleados domésticos, siendo encerrados dentro de las casas donde trabajan o haciéndolos trabajar los siete días de la semana.
Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), las mujeres provienen principalmente de países como Sudán, Egipto, Etiopía, Bangladesh y Sri Lanka.
“No quiero morir. Estoy tan asustada, todo lo que quiero es volver a casa”, dijo Fatima de Sierra Leona, mientras sostenía al hijo de 3 años de su hermana.