Un nuevo capítulo en la guerra entre las autoridades de Torrevieja y los vendedores ambulantes ilegales conocidos como ‘top manta’ se presentó el jueves, con la colocación de señalización en las calles advirtiendo al público que la compra de productos a estos vendedores conlleva una multa de 200 euros.
Las señales se han instalado a lo largo de gran parte del paseo marítimo, en el paseo Juan Aparicio, aunque las indicaciones iniciales sugieren que poca gente les está prestando atención.
Las señales son una nueva iniciativa que el Ayuntamiento ha emprendido para intentar abordar un fenómeno que ha estado desafiando a todos los demás disuasivos durante muchos años, y que ha ignorado todas las demás medidas introducidas por el ayuntamiento.
El cartel dice: “La compra o adquisición en espacios públicos de alimentos, bebidas y otros productos de venta ambulante no autorizada está prohibida”. Un mensaje similar también ha sido publicado en las redes sociales del ayuntamiento.
Por el momento, solo se muestran un pequeño puñado de señales, aunque la intención del Ayuntamiento es instalar muchas más en todos los puntos a lo largo del paseo marítimo que son frecuentados por los ‘manteros’.
En los últimos años, la presencia de estos vendedores, lejos de disminuir, está aumentando. Principalmente realizada por inmigrantes senegaleses, áreas como las adyacentes al monumento al Hombre del Mar son una serie continua de sábanas blancas extendidas por el suelo y el ambiente se asemeja cada vez más al de un zoco en lugar de una zona de ocio.
Además, cualquier presencia policial parece tener poco efecto en aquellos que venden estos productos falsificados, ya que los agentes observan desde la distancia mientras las ventas ilegales continúan sin impedimentos. Aunque los vendedores suelen recoger sus pertenencias y esconderse al ver a los agentes caminando por la zona, una vez que los oficiales uniformados se retiran, los ‘manteros’ se avisan rápidamente entre ellos y regresan a sus puestos anteriores.
Durante el primer mandato del actual alcalde, Eduardo Dolón (2011-2015), se intentó perseguir a estos vendedores de manera más contundente, pero la intervención llevó a peleas callejeras entre los vendedores y los agentes, así como a protestas de los propios senegaleses frente a los tribunales. Con el énfasis ahora puesto en no comprar dichos productos ilegales, el ayuntamiento claramente espera que sus acciones lleven a una disminución en la presencia de estos vendedores callejeros.