It seems my attempts to shield myself from Taylor Swift have been futile. She continues to pop up in unexpected places, from Sydney to London, and even in my own home through my daughters’ love for her music. Despite my efforts to avoid her, I can’t escape the influence she has had on my family and our shared memories of singing along to her songs. It’s clear that Taylor Swift’s music has played a significant role in our lives, whether we like it or not. And perhaps, in the end, it’s not such a bad thing to have her presence in our lives after all.
I chuckle to myself, realizing that even when I’m not actively seeking out Taylor Swift content, she manages to find her way into my life. It’s a testament to her enduring presence in popular culture and the deep connection she has with her fans. Swift’s ability to evolve with her audience and share her personal journey through her music is what sets her apart from other artists. As Georgia Carroll pointed out, Swift’s songs feel like a diary that we get to read along with her, offering a sense of connection and understanding.
Whether it’s seeing her face on a T-shirt, hearing her music in unexpected places, or stumbling upon a Taylor Swift tribute event, it’s clear that Swift’s impact reaches far and wide. And with her relentless work ethic and constant output of new music, it’s no surprise that she continues to capture the attention of fans and casual listeners alike. As I drift off to sleep on the train, I can’t help but smile at the thought of Taylor Swift, always one step ahead and never too far out of reach.
Siento el deber de alejarme de la conversación pero, perdidos en el lenguaje ágil, se bajan en la siguiente estación.
¿Podría Taylor bajarse en algún momento pronto? Carroll lo duda. “Obviamente, la gira Eras va a durar la mayor parte de este año. Luego todavía le quedan dos reediciones por hacer. Pero en ese punto, uno se pregunta, ¿no estará cansada? ¡Yo estoy cansada solo de pensarlo!” La semana pasada, Carroll fue al gimnasio y vio la gira Eras mientras hacía ejercicio, pensando que le daría un impulso de energía. “Y todo lo que podía pensar era en el hecho de que ella se preparó para la gira cantando todas las canciones mientras corría en la cinta durante horas y horas. Debe estar hecha de algo diferente.”
De vuelta en casa, tengo mi propio entrenamiento con Aggie y Hilda mientras perfeccionamos nuestros movimientos para el juego de baile Just Dance. Pero después de la zancada de montar a caballo para Gangnam Style de Psy, las patadas cosacas para Rasputin de Boney M y seguir el ritmo del oso panda con sombrero de Stetson en Timber de Pitbull, pierden interés cuando aparece un mashup hecho por un fan de Shake It Off. Me hacen el favor, mirando con más que un toque de horror, mientras me niego a parar. Finalmente ya no pueden soportarlo más y buscan el control remoto – esta vez son ellas las que acaban con Taylor, no yo.
Bailando sola, me doy cuenta de que un mes sin TS ha sido un comienzo más cruel de verano para mí de lo que la tarea sería para ellas. Pero finalmente llega junio, y soy libre de sumergirme de nuevo en el Departamento de Poetas Torturados – y en la ola arrasadora de Taylormania en el Reino Unido.