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El efectivo, en la actualidad en Suecia, es tan raro como los dientes de gallina, ya que el país casi ha alcanzado la plena digitalización del dinero.
El Banco de Suecia informa que la cantidad de efectivo en circulación hoy en día es la mitad de lo que estaba disponible en 2007, lo cual se debe en parte a que el gobierno introdujo una ley que permite a los establecimientos rechazar pagos en efectivo. El transporte público, las tiendas y muchos servicios solo aceptan pagos electrónicos en la actualidad.
Para la mayoría de los suecos, la economía sin efectivo es rápida, limpia y conveniente, pero para los pocos sectores de la sociedad que aún dependen del efectivo, la vida se está volviendo más difícil sin él. Las personas que viven en la pobreza y dependen del efectivo, como los ancianos o aquellos con problemas de salud mental, o incluso bajos ingresos, enfrentan obstáculos prácticos y culturales, sintiéndose como delincuentes y excluidos de participar en gran parte de su vida diaria.
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Suecia sin efectivo causará ‘burbujas de efectivo’
Ser dependiente del efectivo en Suecia conduce a ‘burbujas de efectivo’, donde el efectivo funciona como una moneda local en una sociedad local aislada y pequeña. Los voluntarios en grupos comunitarios locales pasan la mayor parte de su tiempo haciendo operaciones bancarias para las personas, mientras que las personas sin hogar que duermen en autos no pueden usar parquímetros sin efectivo, lo que los lleva a depender de aquellos con tarjetas o móviles que pueden cobrar un precio premium para hacer un favor y pagar el parquímetro.
Durante la pandemia, el temor a la contaminación hizo que manejar dinero físico pareciera un riesgo para la salud, lo que llevó a una sociedad sueca moderna donde el dinero digital es bueno y el efectivo está asociado con el crimen y la suciedad. El estigma asociado con el uso de efectivo en la actualidad lleva a otra sensación de exclusión social, y subclase, y por lo tanto a un estado de dos niveles.
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