Treinta y siete personas, incluidos tres estadounidenses, un británico, un belga y un canadiense, han sido sentenciados a muerte por un intento de derrocar al presidente de la República Democrática del Congo. Los hombres fueron acusados de liderar un ataque tanto al palacio presidencial como a la casa de un aliado del presidente Félix Tshisekedi en mayo. Christian Malanga, un nacional estadounidense de origen congoleño, el presunto líder del complot, fue asesinado durante el ataque, junto con otras cinco personas. En total, 51 personas fueron juzgadas en un tribunal militar, con audiencias transmitidas en la televisión y la radio nacionales. El hijo de Malanga, Marcel, uno de los ciudadanos estadounidenses condenados a muerte, dijo previamente al tribunal que su padre lo amenazó con matarlo a menos que participara. Catorce personas fueron absueltas y liberadas. Las sentencias de muerte no se han ejecutado en la República Democrática del Congo durante aproximadamente dos décadas: los convictos que reciben la pena cumplen con cadena perpetua en su lugar. El gobierno levantó esta moratoria en marzo de este año, citando la necesidad de eliminar a los “traidores” del ejército disfuncional de la nación. Sin embargo, no se han llevado a cabo penas de muerte desde entonces. El intento de golpe en cuestión comenzó en la capital, Kinshasa, en las primeras horas del 19 de mayo. Un grupo de unos 20 asaltantes vestidos con uniforme militar atacaron primero la casa del presidente del parlamento, Vital Kamerhe, en Kinshasa, y luego se dirigieron a la residencia oficial del presidente. Testigos dicen que se produjo un intercambio de disparos cuando los asaltantes atacaron el palacio. Un portavoz del ejército anunció más tarde en la televisión nacional que las fuerzas de seguridad habían detenido “un intento de golpe de estado”.
