El Rapid Support Forces, el grupo paramilitar que lucha por el poder en la ruinosa guerra civil de Sudán, dio un paso hacia la formación de su propio gobierno separatista el martes cuando organizó un lujoso evento político en la capital de Kenia, Nairobi.
El líder adjunto del grupo, Abdul Rahim Dagalo, quien está bajo sanciones estadounidenses, fue recibido por cientos de personas que lo vitoreaban al llegar al elaborado evento, celebrado en un centro de convenciones estatal en el centro de Nairobi.
El Sr. Dagalo no habló en el evento, y una carta prometida destinada a allanar el camino para un gobierno paralelo en áreas controladas por R.S.F. no fue firmada. Los funcionarios dijeron que necesitaban otros tres días para negociar los términos de la carta con Abdel Aziz al-Hilu, el líder de otra facción rebelde sudanesa, que se sentó al lado del Sr. Dagalo.
La reunión fue un momento de simbolismo destacado para el R.S.F., que el mes pasado fue formalmente acusado de genocidio por Estados Unidos, y se produce en medio de cambios en los campos de batalla en Sudán, así como una serie de cambios en la política exterior estadounidense y alianzas en evolución en la región.
El ejército de Sudán ha logrado una serie de victorias en el campo de batalla en los últimos meses, expulsando a las R.S.F. de áreas clave en Jartum, la capital, y en el centro de Sudán. Las R.S.F. esperan poner fin a esa racha perdedora y fortalecer su reclamo para gobernar, forjando un gobierno para la considerable extensión del país que controla.
En un anfiteatro engalanado con banderas sudanesas, donde hombres vitoreantes con turbantes blancos llenaban filas enteras, los oradores arremetieron contra el ejército y hablaron de su deseo de forjar un “nuevo Sudán”.
“Necesitamos una nueva constitución y establecer un nuevo contrato social que resuelva la pregunta perenne de cómo se gobierna Sudán”, dijo el Sr. al-Hilu, quien lidera una facción del Movimiento de Liberación del Pueblo de Sudán-Norte y ha luchado contra sucesivos gobiernos sudaneses durante décadas desde su base en las Montañas Nuba, en el sur de Sudán.
Otros oradores elogiaron a las R.S.F. como un movimiento pro democracia y mostraron imágenes del teniente general Mohamed Hamdan, líder del grupo, en una pantalla gigante ante fuertes aplausos. Sin embargo, informes de Sudán hablaban de nuevas atrocidades cometidas por el grupo.
Activistas y funcionarios sudaneses acusaron a los combatientes de las R.S.F. de matar a más de 200 personas, incluidos bebés, durante un brutal asalto de tres días a dos aldeas en el estado del Nilo Blanco, en el sur del país. Algunos fueron asesinados cuando intentaban huir a través del río Nilo, según Abogados de Emergencia, un grupo que monitorea el conflicto.
En un comunicado, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Sudán cifró el número de muertos en 433.
La semana pasada, en la región de Darfur, en el oeste de Sudán, los combatientes de las R.S.F. irrumpieron en un campamento asolado por el hambre en la sitiada ciudad de El Fasher en un asalto que mató a docenas de civiles, dijeron grupos de ayuda. La principal funcionaria de las Naciones Unidas en Sudán, Clementine Nkweta-Salami, dijo que estaba “impactada” por la violencia.
Abogados de Emergencia también acusaron al ejército de Sudán de asaltos “bárbaros” contra civiles, incluyendo asesinatos y desapariciones forzadas, mientras los combatientes aliados buscan colaboradores de las R.S.F. en Jartum.
La guerra estalló en abril de 2023 cuando el ejército de Sudán y las R.S.F., cuyos líderes habían tomado el poder en un golpe de Estado, comenzaron a luchar en Jartum. La guerra ha desgarrado uno de los países más grandes de África y ha provocado sufrimiento a gran escala. Los combates han causado decenas de miles de muertes, han obligado a más de 12 millones de personas a abandonar sus hogares y han desencadenado una hambruna de rápida propagación que probablemente sea la peor del mundo en décadas.
La congelación de la ayuda exterior del presidente Trump ha profundizado el dolor. Cientos de comedores sociales dirigidos por voluntarios que alimentaban a más de 800,000 personas en Jartum han cerrado en las últimas semanas debido a la falta de financiación estadounidense.
El lunes, la ONU solicitó $6 mil millones para responder a la crisis.
Si la carta de las R.S.F. se materializa, sin embargo, podría marcar un punto de inflexión en la guerra, endureciendo las divisiones y dividiendo el país en regiones rivales, al igual que Libia se dividió después del derrocamiento del coronel Muammar al-Qaddafi en 2011.
Un retrato del presidente William Ruto de Kenia colgaba sobre el líder adjunto de las R.S.F., el Sr. Dagalo, en el centro de convenciones el martes.
El hecho de que las R.S.F. pudieran lanzar su proyecto político en un centro de convenciones estatal en Nairobi refuerza las sospechas entre los funcionarios sudaneses de que Kenia efectivamente había tomado partido en el conflicto.