Las bandas de tráfico de drogas están trasladando cada vez más sus operaciones a Marbella debido a una continua represión policial más al sur de la costa, advirtió un experto.
Ana Isabel Cerezo, directora del Instituto Andaluz de Criminología, ofreció una charla sobre el flagelo de los llamados narcos en la Universidad de Málaga la semana pasada, junto con otros expertos.
Les dijo a los asistentes cómo un aumento “intensivo y exhaustivo” de la vigilancia en y alrededor de Algeciras está empujando la actividad de la mafia hacia la Costa del Sol.
El puerto de Algeciras es uno de los puntos de entrada de drogas más importantes de Europa debido a su ubicación estratégica.
Se encuentra justo al otro lado del Estrecho de Gibraltar desde Marruecos, el país exportador de hachís más grande del mundo, y es uno de los primeros puertos de escala, junto con Galicia en el norte, para la cocaína y otras drogas que se envían desde América del Sur.
Pero, según Cerezo, una represión policial en los últimos años ha hecho de Marbella una opción “muy atractiva” para los traficantes de drogas que buscan rutas de entrega alternativas.
Esto ocurrió después de que la policía en Cádiz demandara más recursos en febrero cuando un barco narco embistió contra una embarcación de la Guardia Civil y mató a dos agentes.
Esto desencadenó una feroz y continua respuesta policial a lo largo de la Costa de la Luz, con agentes que prometieron dificultar la vida de las bandas de drogas.
Según Cerezo, el “fenómeno” del tráfico de drogas en Andalucía se debe a una combinación perfecta de ubicación geográfica y pobreza.
Existen varias comunidades muy pobres, como el Campo de Gibraltar, donde los empleos escasean y la gente es más fácilmente persuadida para ganar dinero rápido como parte de una banda narco.
Además, Cerezo dijo que los traficantes son atraídos por Gibraltar porque es un “paraíso fiscal”, un término que la colonia británica ha rechazado durante mucho tiempo.
Por estas razones, la experta dijo que el flagelo del crimen relacionado con las drogas continúa sin cesar, a pesar de una serie de represiones y refuerzos por parte de las autoridades desde 2018.
En su opinión, la única forma de vencer a las bandas es abordar la pobreza en su raíz y elaborar un plan “coordinado y global”.
“No nos sirve de nada emprender iniciativas que no estén homogeneizadas con el resto de las comunidades autónomas o incluso países, porque este es un problema global”, subrayó.
Señaló que en algunos lugares se han implementado medidas para legalizar drogas suaves como primeros pasos para abordar el problema.
“Hasta ahora, a nivel internacional, todas las medidas que se han adoptado han sido prohibitivas, y se está demostrando que no son de mucha utilidad”, dijo, sugiriendo que legalizar o despenalizar algunas drogas podría ayudar a debilitar a las mafias.