Restringiendo los vuelos de bajo costo para abordar el exceso de turismo.

El documento del pacto de sostenibilidad de 350 páginas presentado el jueves está diseñado para hacer que la demanda turística sea sostenible en Mallorca y las Islas Baleares. Este es el principio clave que sustenta una transformación a través de medidas destinadas a reducir la presión turística sobre la infraestructura, los recursos naturales y la calidad de vida local. Sin tal transformación, como observó el Presidente Prohens, “el escenario actual basado en el volumen de visitantes, el hacinamiento y la explotación intensiva de recursos continuará”.

Crucial para lo que sucede a continuación es establecer qué es factible y generar un consenso en cuanto a las medidas a seguir. Una opción que se ha planteado es limitar los vuelos de bajo coste en temporada alta.

El transporte aéreo, claramente central para el turismo de las islas, fue un tema específico abordado por las doce comisiones de trabajo del pacto. La conclusión principal es la regulación de los vuelos de bajo coste, algo que plantea preguntas sobre la viabilidad. Por ejemplo, ¿cómo puede un gobierno regional que no tiene autoridad sobre los aeropuertos afectar el movimiento de aviones o los horarios de las aerolíneas? Estas son preguntas que sin duda se responderán en los próximos días y semanas, siendo un mecanismo posible para limitar los vuelos la propuesta de un impuesto medioambiental sobre los vuelos turísticos.

En cuanto a la viabilidad, es cuestionable si el Gobierno Balear tendría autoridad para imponer un impuesto de este tipo. Los gobiernos regionales en España tienen una considerable autonomía en lo que respecta a la gestión del turismo, por lo que pueden introducir impuestos turísticos, pero el transporte aéreo es una responsabilidad estatal.

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Otras propuestas que han surgido hasta ahora incluyen limitar el número de vehículos que ingresan a las islas. Esto no es nuevo, ya que se ha hablado extensamente al respecto durante varios meses. También en el transporte terrestre, las medidas incluyen regular la capacidad de carga estableciendo límites máximos para los visitantes por área y período, así como limitar el acceso de vehículos estableciendo zonas de bajas emisiones (como se está haciendo en Soller).

Una estrategia a largo plazo es reducir la dependencia de los mercados turísticos tradicionales, específicamente Alemania y el Reino Unido. El documento aboga por mantener los precios altos para proteger la competitividad. “Una estrategia de precios bajos fomenta el turismo de masas y genera sobrecarga de infraestructura, vivienda y servicios públicos”. El jueves, Prohens hizo hincapié en la necesidad de “abandonar las estrategias basadas en altos volúmenes y precios bajos”.

En cuanto al impuesto turístico, el presidente sigue inclinado a aumentar la tasa para la temporada alta de este año (junio a agosto). En general, un plan es reestructurar el impuesto según la época del año y el volumen de demanda – una redefinición de la estrategia del impuesto turístico basada en la estacionalidad. Algunas medidas concretas pueden llegar rápidamente. El gabinete se reúne el viernes y se discutirán ciertas propuestas del gobierno.