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David Upjohn y Andrew Daniels recibiendo MBEs de la Princesa Real
Crédito: EWN
Desconocido para David Upjohn y Andrew Daniels – residentes de San Miguel – acciones tomadas por otros en su nombre hace seis años los llevarían a recibir un MBE cada uno.
Por más de veinte años, la pareja había dedicado sus vidas a ser cuidadores de acogida especializados, brindando un hogar amoroso para los niños más gravemente discapacitados y enfermos terminales.
Andrew compartió: “Muchos han dicho que no podrían hacer lo que hicimos, que sería demasiado desgarrador. Pero descubrimos que al hacer que cada día fuera especial para un niño que no tenía garantizado un mañana, también hicimos nuestras vidas increíbles”.
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Su desinterés fue tan profundo que varias organizaciones e individuos sintieron la necesidad de escribir al gobierno del Reino Unido para solicitar que fueran honrados.
Luego, en mayo de 2023, David y Andrew recibieron una carta del Palacio de St. James. Era para informarles que el Primer Ministro se había complacido en recomendar al Rey que fueran nombrados Miembros de la Más Excelente Orden del Imperio Británico (MBEs).
“Nuestra primera reacción fue de incredulidad y asombro”, dijo David. “Seguramente, esto tenía que ser una broma”. Pero no era una broma, y durante cinco largas semanas tuvieron que guardar la noticia para ellos mismos antes de que la notificación oficial saliera, aunque querían gritarlo a los cuatro vientos.
MBEs otorgados en el Palacio de Buckingham
El día que habían estado esperando finalmente llegó el 1 de mayo de 2024. Se vistieron con sus trajes de mañana y se dirigieron al Palacio de Buckingham, donde serían recibidos por la Princesa Real, la Princesa Ana.
Como contó Andrew, “Fuimos llevados a una larga galería y se nos dieron instrucciones para entrar en la sala del trono con los receptores a la izquierda, los invitados a la derecha”. David agregó: “Luego nos informaron que cuando llamaran nuestro nombre, daríamos un paso adelante hasta estar a la altura de la Princesa Real, nos voltearíamos para enfrentarla y haríamos una reverencia respetuosa antes de dar un paso adelante; luego la Princesa Real nos colocaría la medalla en un alfiler que se aplicaría a nuestro solapa antes de entablar una conversación con nosotros”.
David estaba inicialmente muy nervioso por hablar y sugirió a Andrew que hiciera toda la conversación. Sin embargo, David encontró su valentía cuando llegó su turno y, como lo expresó Andrew, “cantó como un canario”. Les preguntaron sobre su trabajo, y sintieron que ella estaba genuinamente interesada.
Un apretón de manos, y luego todo terminó. Salieron de la sala para que se les entregaran pergaminos individuales firmados por el Rey Carlos III. En ellos, se les describe como miembros leales y muy queridos de la Orden en un lenguaje medieval.
Recibieron sus honores frente a familiares y amigos, pero en sus mentes estaban los niños a quienes habían amado, perdido y cuidado durante muchos años.
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