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Los residentes de Barcelona protestan contra la celebración de la Copa América en la ciudad, citando preocupaciones sobre los costos en aumento y la gentrificación. | Crédito: Gemma Sánchez
Mientras la emoción crece para la Copa América 2024 en Barcelona, no todos los locales están aplaudiendo.
El 13 de octubre de 2024, alrededor de 2,000 residentes locales se reunieron en el Puerto Olímpico para protestar contra el evento, expresando preocupaciones sobre cómo la celebración de la prestigiosa competencia de vela afectará a su ciudad, concluyendo con la quema simbólica de una réplica de cartón de la Copa América. Si bien la Copa América es un símbolo de excelencia internacional en vela, para estos residentes plantea preguntas sobre el gasto público, la gentrificación y la perturbación.
Preocupaciones sobre el gasto público y el desplazamiento local
Una de las principales preocupaciones expresadas por los manifestantes es la carga financiera que la celebración de la Copa América supondrá para la ciudad. El activista Jordi Giró, una figura clave en la protesta, explicó: “Estamos protestando contra la forma en que se están gestionando estas inversiones”.
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Muchos locales creen que los fondos asignados para el evento podrían destinarse mejor a servicios públicos y necesidades locales, en lugar de apoyar un evento internacional que beneficia principalmente a turistas y visitantes adinerados.
Otro problema importante destacado por los manifestantes es el potencial de gentrificación. Con un evento de esta magnitud, el mercado de vivienda ya tenso de Barcelona podría enfrentar aún más presión, aumentando los precios de la propiedad y desplazando a los residentes locales. Los manifestantes temen que el evento lleve a una mayor comercialización del frente marítimo de la ciudad, transformándolo en un parque de recreo para los ricos, a expensas de las personas que viven allí.
La Copa América: ¿un evento histórico, pero a qué costo?
A pesar de las preocupaciones, la Copa América está programada para seguir adelante, con equipos de todo el mundo preparándose para competir en Barcelona por primera vez en la historia del evento.
Esta no es la primera vez que un importante evento deportivo ha provocado protestas en Barcelona. Preocupaciones similares se plantearon durante la antesala de los Juegos Olímpicos de 1992, que resultaron ser un evento transformador para la ciudad, revitalizando el frente marítimo, remodelando la infraestructura urbana y estableciendo firmemente a Barcelona en el escenario mundial como un próspero centro cultural y deportivo. Aun así, los impactos a corto y largo plazo de la organización de tales eventos siguen siendo objeto de debate.
Equilibrando los beneficios con el impacto local
Si bien la Copa América probablemente traerá beneficios económicos a Barcelona, la protesta local sirve como recordatorio de que los eventos a gran escala pueden tener consecuencias significativas para las comunidades que los albergan.
Como kiwi de Auckland, la “Ciudad de las Velas”, que ha albergado la Copa América varias veces, este escritor de Euro Weekly ha visto de primera mano cómo la emoción del evento puede ser atenuada por las realidades que enfrentan los residentes. La pregunta sigue siendo: ¿vale la pena el prestigio de albergar la Copa América frente a los posibles costos sociales y financieros?
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