Recorridos guiados en Palma de Mallorca.

La asociación Proguías Turísticos de Pimem se ha unido a las protestas lideradas por el grupo de empleadores de agencias de viajes, Aviba, en contra de la nueva propuesta de ordenanza cívica de Palma. Esta regulación, actualmente en sus etapas iniciales y que deberá seguir procedimientos adicionales antes de entrar en vigor en marzo, limitaría el tamaño de los grupos de turistas guiados a pie en la ciudad a 20 personas. Los representantes de la industria argumentan que esta restricción haría que sus operaciones fueran “inviables” y en su lugar han sugerido regular el flujo de turistas para evitar el hacinamiento.

En una rueda de prensa, Biel Rosales, presidente de Proguías Turísticos, y Pedro Fiol, presidente de Aviba, criticaron la ordenanza y expresaron su frustración con el Ayuntamiento por no haber consultado a los actores de la industria. A principios de año, el Ayuntamiento presentó un borrador de la ordenanza que no hacía mención a los tours guiados. La inclusión de tales restricciones en la propuesta final, revelada la semana pasada, tomó por sorpresa a los empleadores. Enterarse de la medida a través de la prensa fue descrito por las asociaciones como “falta de respeto”. Rosales cuestionó la razón detrás de la decisión, afirmando: “¿Por qué debatir sobre turismo sostenible si se toman decisiones unilaterales como estas sin entender la dinámica del sector?”

Las asociaciones señalaron que muchas excursiones están dirigidas a grupos que llegan en autobuses con 50 a 55 participantes. Dividir estos grupos en grupos más pequeños de 20 requeriría que las empresas contrataran tres guías en lugar de uno, un arreglo que consideran operativa y financieramente inviable. También destacaron los desafíos continuos en la contratación de suficientes guías, especialmente aquellos competentes en ciertos idiomas.

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Fiol advirtió que esta medida aumentaría significativamente los costos de los tours. Las excursiones actualmente con precios entre 25€ y 40€ podrían aumentar a 65€–80€, ya que los honorarios de los guías están entre los gastos más sustanciales. Advirtió que tales aumentos de precios podrían disuadir a los turistas de reservar tours guiados en absoluto. En su lugar, podrían optar por visitar Palma de forma independiente, confiando en el transporte público o en coches de alquiler, complicando aún más los esfuerzos de la ciudad para gestionar el flujo turístico.

Rosales también criticó la inconsistencia percibida en el enfoque de la ciudad, señalando las ferias a gran escala celebradas en lugares emblemáticos como el Parc de la Mar, que ocurren “prácticamente cada dos semanas”. Preguntó por qué estos eventos multitudinarios son celebrados como beneficiosos para la sociedad mientras que se etiqueta a los grupos guiados más pequeños como contribuyentes al hacinamiento.

Las asociaciones argumentan que el verdadero problema radica en gestionar el flujo de visitantes en lugar de imponer límites estrictos al tamaño de los grupos. Proponen una mejor coordinación para evitar que los grupos converjan en las mismas áreas al mismo tiempo, potencialmente utilizando una aplicación móvil para agilizar este proceso. Según Rosales, “Cualquiera familiarizado con el sector entiende que la solución radica en la redistribución del flujo, no en límites restrictivos”.