Se cree ampliamente que ganó las elecciones presidenciales de Venezuela, y por un margen abrumador. Pero el lunes, en lugar de hacer preparativos para su juramento en el palacio bordeado de palmeras en Caracas, Edmundo González estaba en la Casa Blanca reunido con el presidente Biden.
El encuentro, el primero para los dos hombres, señala el deseo del Sr. Biden de presentar una amplia coalición de apoyo para el Sr. González, quien se reunió con el presidente de derecha de Argentina, Javier Milei, durante el fin de semana, y se reunirá con otros presidentes regionales en los próximos días.
Es parte de un esfuerzo del Sr. Biden, en los últimos días de su administración, para aislar aún más a Nicolás Maduro, el líder autocrático de Venezuela desde hace mucho tiempo, quien afirma que ganó las elecciones de julio del país.
“Tuvimos una conversación larga, fructífera y cordial con el presidente Biden y su equipo”, dijo el Sr. González en una conferencia de prensa afuera de la Casa Blanca, pero no proporcionó detalles sobre los temas que discutieron.
La administración de Biden no comentó de inmediato.
Pedro Mario Burelli, un veterano operador político venezolano y opositor al movimiento de Maduro, calificó la visita como parte de un esfuerzo para “asustarlo” —para asustar a Maduro haciéndole creer que la marea política global está cada vez más en su contra.
Sin embargo, es poco probable que la reunión cambie la narrativa dentro de Venezuela: el Sr. González, de 75 años, fue obligado a huir del país poco después de que millones de venezolanos votaran por él, y ahora vive exiliado en España. Durante el fin de semana, prometió una vez más que regresaría a su país para jurar el viernes.
“De cualquier manera, estaré allí”, dijo el Sr. González a los reporteros durante su visita a Argentina, donde él y el presidente Milei aparecieron juntos en el balcón del palacio presidencial, tomados de las manos. Milei ofreció todo su apoyo al Sr. González.
Pero muchos venezolanos son escépticos de que el Sr. González regrese a su país pronto —el gobierno ha puesto una recompensa de $100,000 por su cabeza, y probablemente enfrentará arresto si regresa.
El principal partidario político del Sr. González, María Corina Machado, una exlegisladora conservadora que lo respaldó después de que se le prohibió postularse en las elecciones presidenciales de julio, ha estado escondida en Venezuela durante meses. En un mensaje de video reciente, continuó alentando a las fuerzas armadas a pasarse a su bando. Eso tampoco ha sucedido.
En cambio, se espera que Maduro jure otro mandato de seis años el viernes, y la verdadera pregunta que pesa sobre la nación es cómo abordará Maduro un segundo mandato de Trump, que asumirá el cargo el 20 de enero.
Las elecciones de Trump para puestos de política exterior —el senador Marco Rubio de Florida, su elección para secretario de estado; el representante Mike Waltz de Florida; y Mauricio Claver-Carone entre ellos— tienen un historial de adoptar una postura dura contra Maduro. Favorecen sanciones económicas severas destinadas a asfixiar al líder venezolano económicamente en lugar de negociar con él.
Sin embargo, otros se preguntan si Trump, que tiene habilidad para hacer tratos, en cambio dialogará con Maduro. El presidente electo de EE.UU. está ansioso por reducir la migración y alejar a uno de los aliados importantes de Venezuela, China, de la región.
En un esfuerzo por obtener ventaja sobre Trump, Maduro ha pasado los últimos meses deteniendo extranjeros dentro de Venezuela, incluidos varios ciudadanos estadounidenses que ahora están bajo custodia de su gobierno.
Dicho diálogo podría implicar un acuerdo en el que Maduro acepte migrantes devueltos —y libere a ciudadanos estadounidenses— a cambio de que Estados Unidos afloje las sanciones que han debilitado su poder económico.
Algunos ejecutivos petroleros estadounidenses, ansiosos por hacer negocios en Venezuela, han estado presionando por ese enfoque.
Pero la Sra. Machado, en una entrevista reciente con The New York Times, argumentó que Trump debería seguir la ruta de las sanciones, revocando las licencias de la era de Biden que han permitido a algunas compañías petroleras trabajar en Venezuela. González ha sido menos vocal sobre qué enfoque le gustaría que tome la administración de Trump.
Luz Mely Reyes, una periodista venezolana prominente, dijo que si bien la reunión de Biden con González marcó un momento importante, “Biden se va pronto, y tenemos que ver cómo actuará el gobierno de Donald Trump”.
Hasta el momento, solo un funcionario republicano, el senador Rick Scott de Florida, ha anunciado planes de reunirse con González durante su visita a Estados Unidos.
Los representantes del equipo de transición de Trump no respondieron a una solicitud de comentario.
Laura Dib, analista de Venezuela en la Oficina de Washington para América Latina, un grupo de defensa de los derechos humanos, dijo que González necesitaba un mayor respaldo de los republicanos.
“Espero que Rubio se reúna con él”, dijo.
El lunes, González también iba a comparecer en la Organización de los Estados Americanos en Washington.
La Sra. Machado ha llamado a los venezolanos a salir a las calles el jueves para mostrar su apoyo a González.
Y, a pesar de la amenaza del gobierno de Maduro de arrestarla, ella ha prometido aparecer en público ese día. “Ha llegado la hora de actuar”, escribió el sábado. “Nos veremos en las calles.”
Genevieve Glatskycontribuyó con la información.