Durante los últimos seis años, la familia de Henry ha criticado abiertamente a la Guardia Civil por lo que perciben como esfuerzos insuficientes para resolver el caso.
Seis años después de la desaparición de Henry Alejandro Jiménez, de 23 años, en Nochevieja de 2019, la esperanza ha vuelto a encenderse para su familia y amigos.
El 1 de enero, mientras se reunían en la Plaza de la Constitución de Torrevieja, su súplica anual por justicia llevaba consigo un renovado sentido de optimismo. El Juzgado de Instrucción n.º 3 de Orihuela ha reabierto el caso, que fue archivado durante tres años debido a la falta de pruebas.
En la vanguardia de la manifestación estaba la madre de Henry, Gina Marín, quien expresó su gratitud al juez por reabrir la investigación y responder a las peticiones de su abogado. Marín ha señalado constantemente al compañero de piso islandés de Henry como el principal sospechoso en la desaparición de su hijo. Los dos compartían una vivienda en la urbanización Las Mimosas, pero al parecer estaban a punto de separarse, ya que Henry planeaba regresar a vivir con su madre y su hermano.
Sucesos que llevaron a la desaparición
En la noche de la desaparición de Henry, ocurrió una confrontación entre él y su compañero de piso, un hecho corroborado por testigos y grabaciones de video. Los testigos informaron que Henry salió de la casa después de la discusión, pero no antes de recibir golpes en la cabeza de parte de su compañero de piso, descritos por Marín como sonando “como petardos”. Lo que sucedió después de que Henry salió de la vivienda sigue siendo un misterio.
El hombre islandés, que ha seguido viviendo en Orihuela Costa, fue citado a declarar en el juzgado en diciembre pasado pero no se presentó. Según Marín, el juez está preparando una orden de arresto. “Desafortunadamente, sin embargo, no sabemos dónde está”, afirmó, subrayando la urgencia de la investigación.
Nuevas pistas y reanudación de la investigación
El caso fue reabierto tras la aparición de nuevas pruebas, que Marín espera que identifiquen a la persona responsable de la desaparición de su hijo. Si bien la familia mantiene discreción sobre los detalles de la investigación, han confirmado que las autoridades están revisando la vivienda donde vivía Henry.
En los primeros días de la investigación, el compañero de piso islandés y otras personas presentes en la fiesta de Nochevieja fueron interrogadas por la policía. Marín alega que estos individuos coordinaron sus declaraciones previamente a través de teléfonos móviles, alineando sus relatos para presentar una versión unificada de los acontecimientos.
Frustración con las autoridades
Durante los últimos seis años, la familia de Henry ha criticado abiertamente a la Guardia Civil por lo que perciben como esfuerzos insuficientes para resolver el caso. Esta frustración se ve agravada por la trágica ironía de las aspiraciones de Henry de unirse a la Guardia Civil.
Mientras equilibraba los estudios de secundaria en el Instituto de Orihuela Costa con el trabajo en la peluquería de su madre, soñaba con servir en las fuerzas del orden, una meta que nunca tuvo la oportunidad de cumplir.
Apoyo de la comunidad y preguntas sin respuesta
La reapertura del caso ha reavivado la solidaridad dentro de la comunidad de Orihuela Costa, que se unió en torno a la familia de Henry tras su desaparición. Sin embargo, quedan preguntas pendientes: ¿Qué sucedió después de que Henry salió de su casa? ¿Qué papel jugaron su compañero de piso y otros en la fiesta en los acontecimientos de esa noche?
Solo el tiempo, y potencialmente el testimonio del hombre islandés, pueden proporcionar las respuestas. Por ahora, la familia y la comunidad se aferran a la esperanza de que finalmente se haga justicia y que la verdad sobre la desaparición de Henry Alejandro Jiménez se establezca de una vez por todas.