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A mediados de enero, un reportero de la Casa Blanca le preguntó al recién elegido presidente de Estados Unidos, Donald Trump, qué esperar de los países de la OTAN que gastan la menor cantidad de dinero, como España, a lo que Trump respondió que la contribución de España “es muy baja”, antes de referirse erróneamente a España como un país BRICS.
Durante su primer mandato, el líder republicano criticó con frecuencia a los países europeos de la OTAN por no cumplir con el objetivo acordado de gasto en defensa del dos por ciento de su PIB, pero más recientemente ha exigido que los países aumenten aún más su gasto, al menos hasta el cinco por ciento de su PIB.
Ahora que Trump ha tomado por sorpresa a los aliados europeos con planes de negociaciones directas con Rusia para poner fin a la guerra en Ucrania, los líderes de las potencias europeas se reunieron en Francia para idear su propio plan, siendo el presupuesto de gasto uno de los temas de discusión.
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En julio de 2024, el Financial Times publicó un artículo titulado “Por qué España es el rezagado de la OTAN en gasto en defensa”, en el que explicaba por qué la cuarta economía más grande de la UE contribuye con una menor parte de su PIB al gasto militar que cualquier otro aliado de la OTAN”.
El FT no está solo en señalar esto, ya que después de todo es cierto que el 1.28 por ciento del PIB de España gastado en defensa es menor que el de cualquier otro país de la OTAN.
Pero ¿realmente merece España ser señalada por no hacer su parte militarmente en el escenario global?
Para referencia, Polonia es el único país europeo que se acerca a gastar el cinco por ciento de su PIB en defensa.
En 2023, solo nueve países en todo el mundo gastaron cinco por ciento del PIB o más en defensa. Esto incluyó a Argelia, Armenia, Israel, Líbano, Omán, Rusia, Arabia Saudita y Sudán del Sur. La mayoría de estos aún estaban o estaban en guerra en ese momento.
Mientras se preveía que el 72 por ciento de los aliados de la OTAN cumplieran su objetivo del dos por ciento para el gasto en defensa el año pasado, un total de ocho países gastaron menos que esto en su presupuesto militar. Uno de ellos era España, junto con Eslovenia, Luxemburgo, Bélgica, Canadá, Italia, Portugal y Croacia.
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En respuesta a los comentarios de Trump en enero, el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, defendió los esfuerzos de España diciendo: “En los últimos 10 años, hemos aumentado un 70 por ciento nuestro gasto total en defensa. Si tomamos esas cifras en términos absolutos, lo que podemos decir es que España es el décimo mayor contribuyente a la OTAN”.
Es cierto que cuando se trata del presupuesto total de la OTAN, España está entre los diez principales contribuyentes, ocupando el séptimo lugar, contribuyendo con el 5.8 por ciento del presupuesto total, justo por detrás de Canadá.
De hecho, un informe del Centro de Estudios Globales de RAND, encargado por el propio presidente Trump, sugiere que la defensa colectiva debe medirse no solo por el gasto de los países, sino por sus verdaderas capacidades. Esta nueva escala sitúa a España en una posición mucho mejor que en el último lugar.
Este sistema es lo que llaman el “índice de reparto de la carga” e implica saber qué pedir y de qué país, dependiendo de necesidades específicas.
El ratio de carga se calcula comparando el porcentaje de contribución de cada aliado a la carga total de defensa colectiva con su participación en el PIB total aliado.
Este sistema ofrece una imagen más sofisticada y precisa que la barra de medición actual, que se enfoca únicamente en el gasto militar como porcentaje del PIB.
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Esto puede parecer innecesariamente complicado y confuso, pero de hecho no lo es. El investigador de RAND, Charles King Mallory, explicó el sistema dando un ejemplo de un país que paga el 2.1 por ciento de su PIB para mantener equipos antiguos y pagar pensiones a oficiales militares retirados en comparación con otro que gasta el 1.9 por ciento, pero tiene un ejército bien entrenado, equipos modernos e una industria de drones militares de vanguardia.
El primer país gasta más que el dos por ciento, pero el segundo país está utilizando sus recursos de manera más eficiente, por lo que no siempre se reduce a quién gasta más dinero.
Esta nueva escala sitúa a España como uno de los cinco países que más contribuyen a la OTAN.
Según este índice, España contribuye con el 3.03 por ciento a la OTAN, medido en carga económica.
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Por ejemplo, Alemania contribuye con un mayor porcentaje de su PIB a la defensa que España, pero destina un alto porcentaje de su presupuesto a gastos administrativos. Los gastos de España, por otro lado, se centran principalmente en capacidades de combate, alrededor del 70 por ciento, según Mallory.
A pesar de todo esto, España planea aumentar aún más su gasto militar en los próximos años, siguiendo toda la presión de EE. UU. y otros miembros de la OTAN, pero principalmente como resultado del reciente llamado de atención entre las naciones de la UE de que tienen que cuidar de su propia seguridad.
Según el principal diario nacional de España, El País, cuyos reporteros tuvieron acceso al proyecto de ley sobre el aumento del gasto militar de España, este año el país contribuirá con el 1.32 de su PIB a defensa y esto aumentará año tras año hasta alcanzar el dos por ciento en 2029.
En cinco años, el presupuesto de defensa de España pasará de €17.5 mil millones a €36.56 mil millones, lo que es más del doble.
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