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En lo que se anunció como el enfrentamiento entre las defensas más sólidas de La Liga, el Real Mallorca cayó desafortunadamente ante el tercer clasificado, el Atlético de Madrid, el domingo por la tarde. El portero visitante Jan Oblak mantuvo a su equipo en el partido con un par de paradas increíbles, y él inició la jugada que vio al delantero del Atleti, Julian Álvarez, fichado por 85 millones de libras desde el Manchester City, marcar el único gol del partido en el minuto 61.
La primera mitad fue como un partido de ajedrez, con ambos entrenadores preparando a sus equipos para no perder. Fue aburrido de ver hasta justo antes del descanso, cuando el cabezazo de Cyle Larin fue desviado por Oblak por encima del travesaño.
Al descanso se llegó con un 0-0, pero si alguien merecía ir por delante era el equipo local. Tras el descanso, fue más o menos lo mismo hasta el gol que cambió el partido. A mitad de la segunda mitad, el defensa central francés del Atleti, Clement Lenglet, que ya había visto la amarilla en la primera mitad, derribó a Larin justo fuera del área y de alguna manera logró evitar una clara y evidente segunda tarjeta y una expulsión. El entrenador del Mallorca, Arrasate, estaba furioso por la acción y el árbitro lo amonestó por sus protestas.
En cuestión de minutos, otro ataque del Mallorca se desmoronó cuando Oblak despejó el balón hacia arriba. De repente, se convirtió en una carrera entre Giuliano Simeone (el hijo del entrenador del Atlético) y Pablo Maffeo del Mallorca, quien miró al hombre en lugar del balón al intentar cometer falta sobre Simeone, quien se deshizo del intento de altercado, pasó el balón y el disparo de Álvarez a la portería vacía fue una simpleza personificada.
Para entonces, el entrenador Simeone había realizado cuatro cambios en su equipo y, como es habitual, tras ponerse por delante en el marcador, el Atlético se encerró atrás y aparcó el autobús. El héroe de la afición, Abdon Prats, casi marcó el gol del empate, pero Oblak frustró su intento. El resultado fue duro ya que el Mallorca merecía al menos un punto, aunque hay preocupaciones de que parecen haber perdido algo de chispa que tenían a principios de la temporada.
Esa es la segunda derrota por 1-0 consecutiva, dos errores infantiles enormes en defensa, algo que debe abordarse en el próximo parón internacional. El Mallorca se va a ese descanso con la sensación de haber desperdiciado tres puntos ante un Atlético de Madrid bastante mediocre que solo tuvo un disparo a puerta y básicamente solo tuvo que defender. Al final, otra multitud de 20,000 personas se fue a casa sintiéndose perjudicada ya que esta liga ni perdona ni espera a nadie.
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