En la antesala de la llamada de hoy, Donald Trump hizo mucho hincapié en su conversación con Vladimir Putin de Rusia. Pero los resultados parecen indicar que hay poco de qué presumir. El presidente ruso le ha dado al líder estadounidense lo justo para afirmar que ha avanzado hacia la paz en Ucrania, sin que parezca que fue manipulado por el Kremlin. Trump puede señalar la promesa de Putin de detener los ataques contra la infraestructura energética de Ucrania durante 30 días. Si eso sucede de verdad, traerá algo de alivio a los civiles. Pero está lejos de ser el alto el fuego completo e incondicional que Estados Unidos quería de Rusia. La “guerra muy horrible” que Trump ha insistido en que puede detener sigue en marcha. Y Putin, un hombre acusado como presunto criminal de guerra por la CPI, ha recibido un impulso de vuelta al nivel más alto de la política global. Medios estatales rusos informan que la llamada telefónica entre los dos presidentes duró más de dos horas. El comunicado del Kremlin, su versión de la llamada, también es extenso, con 500 palabras. Presenta la conversación como informal: al parecer discutieron sobre hockey sobre hielo, el tipo de detalle que al público en Rusia le encantará. Después de tres años como un paria en el mundo occidental, y relaciones frías mucho antes de eso, Rusia está de vuelta tratando directamente con una administración estadounidense que quiere entablar relaciones. Incluso los dos líderes están discutiendo sobre la paz en Oriente Medio y la “seguridad global”. El Kremlin debe estar luchando por creer en la transformación. Antes de la llamada, algunos se preguntaban si Donald Trump realmente podría ejercer presión sobre Rusia. Después de todo, ha sido claro durante más de una semana que estaba retrasándose en el alto el fuego. Pero no hay señales de una reprimenda para Putin como la que el líder ucraniano Volodymyr Zelensky tuvo que soportar en la Oficina Oval hace quince días. Las versiones de ambos países sugieren que nada ha cambiado. Rusia repite que quiere la paz. Pero en lugar de detener sus drones y silenciar sus armas, está discutiendo sobre cómo se podría monitorear un alto el fuego aún inexistente. Mientras tanto, está añadiendo aún más condiciones destinadas a debilitar la capacidad de resistencia de Kyiv. Una demanda es que cese el flujo de armas e inteligencia a Ucrania por parte de sus aliados. Para los ucranianos, la única esperanza es que Estados Unidos no haya aceptado nada de esto, todavía. También pueden señalar la llamada como más prueba de que Rusia no tiene interés en poner fin a su invasión. Pero toda esa charla traerá a Ucrania un alivio mínimo de su sufrimiento. También tiene que ser decepcionante para la diplomacia estadounidense. Pero para el Kremlin, se sentirá como un día bastante decente, algo inimaginable antes de que Donald Trump regresara a la Casa Blanca.
