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El pueblo catalán de Penelles se ha convertido en un lugar de moda para el arte callejero con más de 150 murales decorando las paredes de sus edificios, todo con el objetivo de atraer turistas y ayudar a los lugareños a luchar contra la despoblación.
Muchas de las regiones del interior de España están sufriendo las consecuencias de la disminución de poblaciones y la falta de servicios debido a la gran cantidad de personas que se mudan a las grandes ciudades en busca de empleo y mejores oportunidades.
Se estima que alrededor del 40 por ciento de los pueblos en España están en riesgo de despoblación.
Los pueblos y aldeas de todo el país han estado tratando de aumentar el número de habitantes y salvar sus hogares creando incentivos para que la gente se mude allí, desarrollando nuevos negocios turísticos que ponen a sus pueblos en el mapa.
Uno de estos es un pueblo en Cataluña llamado Penelles, que solo tiene alrededor de 428 habitantes.
Ahora Penelles tiene más de 150 murales. Foto: Josep LAGO / AFP
Situado en la provincia de Lleida, Penelles ha encontrado una forma única de atraer visitantes y aumentar el turismo convirtiéndose en un museo de arte callejero.
Cada año, durante la primera semana de mayo, el pueblo acoge el Festival Gargar de Murales y Arte Rural, donde artistas no solo de todo el país, sino de todo el mundo, vienen a participar y llenar el pueblo de arte.
El resultado es una galería de arte al aire libre fantástica donde cada fachada de cabañas, edificios agrícolas y salones comunales está decorada con piezas únicas que llenan el pueblo de color y creatividad.
El pueblo es ahora el hogar de más de 150 murales, muchos de los cuales son de hecho retratos de los habitantes que viven allí.
Penelles está a 40 kilómetros de la ciudad catalana de Lleida. Foto por Josep LAGO / AFP
Y el plan parece estar funcionando. Jordi Solsona, promotor del Festival Gargar, le dijo al sitio de noticias español El Diario: “En nuestro mejor año, que fue 2019, logramos atraer alrededor de 12,000 personas durante los tres días del festival”.
“A lo largo del año estimamos que más de 50,000 personas pasan, ya sea para visitar los murales o asistir a los diferentes cursos que realizamos relacionados con el arte mural”, agregó.
El festival se ha expandido para incluir clases de arte durante todo el año dirigidas por la artista Olga Cortadelles. Estudiantes de varias escuelas de arte, como la Escola D’Art Ondara de Tàrrega en Lleida, también participan.
Todo el pueblo se ha convertido en una galería de arte. Foto: Josep LAGO / AFP
El alcalde del pueblo, Eloi Bergós, quiere preservar la existencia humana en el pueblo durante muchos años y no convertirse en otra estadística de un pueblo abandonado. El festival ha sido nombrado en honor al ruido que hace el pájaro Gargar garriga perdiu, que también está en peligro de extinción.
Si no vives en Cataluña o no visitas esta área del país, hay varios otros pueblos y aldeas en todo el país que están realizando proyectos artísticos similares.
Muchas de las pinturas son de residentes locales. Foto: Josep LAGO / AFP
Estos incluyen Carcaboso en Extremadura, Villangómez en Castilla y León, Ciudad Real en Castilla-La Mancha, Tudela en Navarra y Calpe en Valencia. Sin embargo, no todos estos pueblos están sufriendo de despoblación, por lo que los motivos son un poco diferentes.
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