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La biodiversidad marina es la base de la vida en el Mediterráneo y la piedra angular de nuestra propia supervivencia. Más allá de la belleza de sus paisajes submarinos, el Mar Balear es un motor ecológico, económico y cultural. También es un ecosistema frágil, sometido a presiones como el cambio climático, la sobrepesca, la contaminación y el impacto del turismo. Si queremos asegurar un futuro próspero, conservar la biodiversidad marina debe convertirse en una prioridad inaplazable.
Este fue el espíritu impulsor de las Conferencias para la Conservación de la Biodiversidad Marina Balear, organizadas por la Fundación Marilles en colaboración con la Fundación Sa Nostra, con el apoyo de Caixabank y el gobierno de las Islas Baleares. A lo largo de tres sesiones, más de 300 personas participaron en un espacio de diálogo, conocimiento y acción, destacando la necesidad urgente de coordinar esfuerzos para revertir la pérdida de biodiversidad marina.
Foto: @XavierSalvador
Cada sesión se centró en un tema clave. La primera, dedicada a las bahías poco profundas, nos recordó el papel esencial que desempeñan los praderas de posidonia y otros hábitats en la protección costera y el almacenamiento de carbono. La segunda, enfocada en tiburones y rayas, arrojó luz sobre la situación crítica de estos depredadores esenciales, cuyas poblaciones han disminuido alarmantemente en los últimos años. La tercera, dedicada a las gorgonias, corales e invertebrados, destacó tanto su vulnerabilidad como las oportunidades de restauración que tenemos a mano.
Lo que aprendimos de estas sesiones es claro: Si bien el conocimiento científico es excelente, es incompleto e insuficiente; hay iniciativas locales e internacionales en marcha; y existe una fuerte voluntad de trabajar juntos. Lo que falta son recursos y, sobre todo, la traducción de este conocimiento en acciones concretas. Los líderes políticos deben priorizar la biodiversidad marina como un elemento central de sus estrategias de gestión. Es una inversión que generará beneficios en salud, economía y calidad de vida para todos.
Foto: @AgustiTorres
Otro aspecto esencial es la cooperación. Los desafíos que enfrenta la biodiversidad marina no respetan fronteras ni jurisdicciones. Las sesiones han demostrado que cuando investigadores, gestores, organizaciones y el público trabajan juntos, se pueden encontrar soluciones efectivas. Las propuestas generadas durante estos días se enviarán al gobierno de las Islas Baleares para contribuir al desarrollo de un plan integral de monitoreo que abarque las bahías poco profundas, los tiburones y las gorgonias.
Hay un consenso: La biodiversidad marina es una prioridad. Ahora es el momento de actuar con determinación, ambición y generosidad para asegurar que las aguas de las Islas Baleares sigan siendo un lugar de vida, riqueza y futuro. El mar lo reclama, y nos lo debemos a nosotros mismos.
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