La comida es una de las industrias más grandes en Estados Unidos. Según un informe de CBS News Health Watch, se estima que los estadounidenses gastan un total de $1.7 trillones cada año en alimentos y bebidas. Sin embargo, hay un gran problema acechando que la mayoría de las personas no saben. “Las compañías de alimentos estadounidenses mantienen en secreto gran parte de lo que ponen en sus productos”, indicó el informe.
Desde hace décadas, las compañías de alimentos se han aprovechado de un vacío regulatorio conocido como la regla de Generalmente Reconocido como Seguro (GRAS), que permite a los fabricantes determinar la seguridad de sus propios aditivos sin necesidad de aprobación de la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU.). Esto significa que las compañías podrán introducir nuevos químicos en el suministro de alimentos sin notificar a los reguladores o llevar a cabo estudios a largo plazo sobre sus efectos.
El resultado es un sistema donde decisiones impulsadas por el lucro afectan la salud pública, y dejan a los consumidores expuestos a sustancias que sin duda dañarán sus cuerpos con el tiempo.
Exponiendo los Químicos que Afectan la Salud de los Estadounidenses
La FDA, la agencia responsable de regular los aditivos alimentarios, ha permitido a los fabricantes de alimentos introducir nuevas sustancias con poca supervisión, a menudo confiando en investigaciones financiadas por la industria en lugar de una evaluación independiente, un grave problema de salud pública que recientemente abordó CBS News Health Watch.
• Los alérgenos son rampantes en los productos alimenticios: el informe indica que ciertos ingredientes en los productos alimenticios se enumeran bajo términos generales como “especias” y “sabores artificiales”. Otros posibles alérgenos utilizados en la producción de alimentos, como la leche, el trigo, los huevos y los colorantes a veces no se revelan, lo que lleva a numerosos retiros de alimentos debido a causar daño entre los consumidores.
• Prohibidos en otros países, pero no en América: una omisión flagrante de la FDA es su permiso para agregar dióxido de titanio en alimentos para ayudar a mejorar su apariencia. Su uso es tan generalizado: las investigaciones revelan que está en más de 1.900 productos.
En la Unión Europea, el dióxido de titanio ha sido prohibido, y su junta regulatoria afirma que “ya no puede considerarse seguro cuando se usa como aditivo alimentario”.
En un artículo anterior que escribí, la investigación ha demostrado que el dióxido de titanio altera negativamente la composición de la microbiota intestinal, afectando en última instancia la función inmunológica. Además, se ha demostrado que causa obesidad al afectar la salud metabólica, así como contribuir a la neurotoxicidad.
El bromato de potasio es otro ingrediente prohibido en la Unión Europea (UE) pero aún se usa en América. Se encuentra en más de 200 productos, principalmente en productos horneados como pan y bagels. Según el informe de CBS News Health Watch, la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer lo identificó como un posible carcinógeno hace más de 25 años.
• Los alimentos ultraprocesados son generalizados: otra revelación impactante hecha por el informe fue la cantidad de alimentos ultraprocesados actualmente en circulación. Específicamente, estos productos ahora representan un asombroso 73% del suministro de alimentos en los EE. UU. Además, están diseñados para ser adictivos, lo que lleva a comer en exceso que contribuye a la creciente epidemia de obesidad.
• Las regulaciones europeas están por delante en comparación con la FDA: otro hallazgo en el informe es la ineficacia de la FDA cuando se trata de revisar los ingredientes. “Cuando la FDA aprueba formalmente sustancias para su uso en alimentos, puede pasar décadas sin volver a evaluarlas, incluso cuando investigaciones posteriores plantean dudas sobre su seguridad”, dijo el informe.
Pero en la UE, se requiere que los ingredientes pasen por la aprobación regulatoria antes de ser utilizados en productos alimenticios. Además, la UE requiere que los reguladores de alimentos vuelvan a evaluar todos los aditivos químicos que se lanzaron antes del 20 de enero de 2009. Jim Jones, ex comisionado adjunto del Programa de Alimentos Humanos de la FDA, dice que si bien la FDA tiene la autoridad para hacer una revisión posterior de los aditivos alimentarios, no está obligada.
La Débil Supervisión de la FDA está Afectando la Salud Pública
Profundizando en el problema de supervisión, un estudio publicado en la Revista Estadounidense de Salud Pública examinó cómo el marco regulatorio desactualizado de la FDA ha permitido la entrada de miles de productos químicos en el suministro de alimentos de EE. UU. sin evaluaciones adecuadas de seguridad.
La investigación destaca cómo los fabricantes de alimentos se aprovechan de vacíos legales para introducir aditivos sin revisión independiente, planteando serias preocupaciones sobre los riesgos para la salud a largo plazo. El estudio también describe cómo estos productos químicos, muchos de los cuales nunca fueron probados para exposición crónica, han sido vinculados a trastornos metabólicos, afecciones neurológicas y disfunción inmunológica.
• Miles de productos químicos actualmente están aprobados para su uso en alimentos: el estudio revela que la FDA no ha realizado revisiones independientes de seguridad sobre la mayoría de ellos. Muchos aditivos fueron certificados como seguros por los fabricantes o fueron aprobados hace décadas en base a investigaciones desactualizadas.
La falta de transparencia en el proceso de aprobación significa que los consumidores a menudo desconocen las sustancias que ingieren diariamente. Algunos de estos productos químicos, como los emulsionantes y conservantes sintéticos, se han relacionado con la interrupción de la microbiota intestinal, que desempeña un papel clave en la función inmunológica y metabólica.
• Las compañías explotan un vacío legal para maximizar las ganancias: uno de los principales problemas descubiertos en el estudio es el vacío legal de Generalmente Reconocido como Seguro (GRAS). Este problema regulatorio permite a las empresas de alimentos introducir nuevos aditivos sin requerir la aprobación de la FDA, siempre que la empresa los considere seguros. Esto significa que productos químicos con poca o ninguna investigación a largo plazo entrarán en el suministro de alimentos simplemente porque una empresa afirma que son inofensivos.
El estudio señala que incluso cuando surgen preocupaciones, la FDA tiene poca autoridad para reevaluar o eliminar estos aditivos del mercado a menos que se presente evidencia abrumadora de daño.
• Algunos productos químicos aprobados hace décadas siguen en uso: la investigación destaca cómo ciertos productos químicos siguen siendo ampliamente utilizados a pesar de la creciente evidencia de efectos dañinos.
Por ejemplo, antioxidantes sintéticos como el BHA (butilhidroxiánisole) y el BHT (butilhidroxitolueno), que se utilizan comúnmente para preservar alimentos procesados, han sido señalados en estudios por su riesgo de cáncer.
• Metales pesados se encuentran en alimentos comunes: contaminantes como arsénico y plomo, que ingresan a los alimentos a través del procesamiento industrial, el envasado o incluso las fuentes de agua utilizadas en la agricultura, no tienen un nivel seguro de exposición.
Nuevamente, dado que la FDA ha establecido estándares de cumplimiento débiles, esto ha permitido a las compañías de alimentos seguir vendiendo productos con cantidades medibles de estas toxinas.
• Los productos químicos alimentarios comprometen la función intestinal: los emulsionantes son productos químicos utilizados para mejorar la textura y vida útil de los alimentos procesados. Si bien ayudan a evitar que los productos se separen, la investigación ha demostrado que los emulsionantes como el polisorbato 80 y el carboximetilcelulosa alteran las bacterias intestinales.
Este desequilibrio en la microbiota intestinal desencadena inflamación crónica, resistencia a la insulina y respuestas autoinmunes. La presencia generalizada de estos aditivos en todo, desde aderezos para ensaladas hasta comidas congeladas, significa que millones de personas están expuestas diariamente sin darse cuenta de los riesgos.
Los Aditivos Alimentarios Alteran tu Homeostasis Biológica
Los mecanismos biológicos detrás de los efectos dañinos son particularmente preocupantes. Muchos aditivos alimentarios interfieren con el sistema endocrino, que regula las hormonas cruciales para el metabolismo, el crecimiento y la función inmunológica.
• Los productos químicos actúan como xenoestrógenos: los ftalatos, que se filtran de los envases de alimentos, imitan el estrógeno y alteran el equilibrio hormonal del cuerpo, lo que contribuye a la obesidad, la infertilidad y problemas de desarrollo en los niños.
• La exposición crónica a conservantes sintéticos altera la función celular: compuestos como el benzoato de sodio, utilizado para prolongar la vida útil de las bebidas y aperitivos procesados, han demostrado aumentar el estrés oxidativo.
Este daño conduce a la inflamación, que está relacionada con condiciones como la diabetes tipo 2, enfermedades cardíacas y trastornos neurodegenerativos como el Alzheimer. Sin embargo, la FDA no requiere estudios a largo plazo sobre cómo estos aditivos afectan la salud humana con el tiempo.
• Los colorantes alimentarios influyen en la función neurológica: los colorantes artificiales como el Rojo 40 y el Amarillo 5 se han asociado con hiperactividad y trastornos del comportamiento en niños, con estudios que muestran síntomas aumentados de TDAH después del consumo.
Si bien algunos países han prohibido estos aditivos o requieren etiquetas de advertencia, la FDA sigue permitiéndolos en productos alimenticios estadounidenses sin restricciones.
Los hallazgos de esta investigación dejan claro que la incapacidad de la FDA para regular adecuadamente los aditivos alimentarios ha dejado a los consumidores expuestos a productos químicos que dañan la salud intestinal, alteran las hormonas y aumentan el riesgo de enfermedades. Estos productos químicos permanecen en el suministro de alimentos no porque sean seguros, sino porque los vacíos regulatorios permiten a las empresas priorizar las ganancias sobre la salud pública.
Cómo Reducir tu Exposición a Productos Químicos Alimentarios Dañinos
Aunque se han permitido miles de productos químicos en el suministro de alimentos sin pruebas adecuadas de seguridad, eso no significa que la situación sea inevitable. Aquí te recomiendo qué hacer para ayudarte a tomar el control de tu salud:
1. Evita los alimentos ultraprocesados: si un producto alimenticio tiene una larga lista de ingredientes con nombres que no reconoces, probablemente esté lleno de productos químicos que tu cuerpo no necesita. Los alimentos ultraprocesados contienen conservantes, emulsionantes y sabores artificiales que interfieren con tu metabolismo y salud intestinal.
Opta por alimentos enteros y frescos como carnes y lácteos de pastoreo, frutas, verduras y fuentes saludables de carbohidratos como arroz blanco. Cuanto más naturales sean los ingredientes, mejor.
2. Come una dieta saludable y orgánica siempre que sea posible: los alimentos orgánicos son menos propensos a contener aditivos dañinos y están libres de pesticidas sintéticos que alteran la función hormonal. Si puedes, prioriza versiones orgánicas de alimentos como verduras de hoja verde, frutas y carnes. Los estrictos estándares orgánicos prohíben muchos conservantes, colorantes y potenciadores de sabor artificiales, reduciendo tu exposición a toxinas ocultas.
3. Aprende a leer las etiquetas nutricionales: la mayoría de los productos químicos se esconden a simple vista bajo nombres engañosos. Edulcorantes artificiales como el aspartamo, conservantes como el BHT y emulsionantes como el polisorbato 80 están relacionados con el daño intestinal y metabólico. Comienza a revisar las listas de ingredientes y evita cualquier cosa con aditivos impronunciables o descripciones vagas como “sabores naturales” y “almidón modificado”. Si no reconoces un ingrediente, búscalo antes de comerlo.
4. Elige un envase y almacenamiento de alimentos seguros: los productos químicos tóxicos no solo provienen de los alimentos, también se filtran de los envases. Los plásticos, especialmente aquellos con BPA o ftalatos, liberan sustancias químicas que alteran las hormonas en los alimentos. Elige vidrio o acero inoxidable para almacenar y calentar alimentos. Nunca calientes alimentos en recipientes de plástico, ya que liberan sustancias dañinas.
5. Cocina más comidas en casa: los restaurantes y comidas envasadas a menudo contienen los niveles más altos de conservantes, emulsionantes y colorantes artificiales. Además, la mayoría cocina sus alimentos con aceites vegetales, que contienen altas cantidades de ácido linoleico.
Cocinar en casa te brinda un control total sobre la calidad de tus alimentos. Usa mantequilla real de pastoreo o ghee en lugar de aceites vegetales y evita condimentos procesados llenos de aditivos. Preparar comidas desde cero no solo elimina productos químicos dañinos, sino que también mejora la digestión, los niveles de energía y la salud celular a largo plazo.
Preguntas Frecuentes sobre los Químicos que Acechan en el Suministro de Alimentos
P: ¿Por qué la FDA permite tantos productos químicos en el suministro de alimentos de EE. UU.?
R: La FDA se basa en regulaciones desactualizadas que permiten a las compañías de alimentos auto-certificar aditivos como seguros bajo la regla de Generalmente Reconocido como Seguro (GRAS). Este vacío legal permite a los fabricantes introducir nuevos productos químicos en los alimentos sin necesidad de pruebas independientes de seguridad o aprobación de la FDA. Como resultado, muchos aditivos que nunca han sido sometidos a estudios a largo plazo siguen en circulación, poniendo en riesgo la salud pública.
P: ¿Cuáles son algunos de los productos químicos más dañinos todavía permitidos en los alimentos estadounidenses?
R: Varios productos químicos prohibidos en otros países aún se utilizan ampliamente en el suministro de alimentos de EE. UU. El dióxido de titanio, que se utiliza para blanquear productos alimenticios, ha sido prohibido en la UE debido a sus efectos nocivos en la salud intestinal y el metabolismo.
El bromato de potasio, que se encuentra en productos horneados, ha sido vinculado al cáncer pero sigue siendo legal en los EE. UU. Además, los antioxidantes sintéticos, que conservan alimentos procesados, se han asociado con la interrupción hormonal y un mayor riesgo de enfermedad.
P: ¿Cómo afectan los productos químicos alimentarios a la salud intestinal y al metabolismo?
R: Muchos aditivos, incluidos los emulsionantes como el polisorbato 80 y la carboximetilcelulosa, alteran las bacterias intestinales, lo que conduce a la inflamación crónica y la resistencia a la insulina. Los conservantes y colorantes artificiales también han demostrado alterar la digestión y contribuir a trastornos metabólicos. Dado que la salud intestinal juega un papel crucial en la función inmunológica y la regulación del peso, la exposición prolongada a estas sustancias aumenta el riesgo de obesidad, problemas autoinmunes y otras enfermedades crónicas.
P: ¿Cuáles son algunas de las mayores diferencias entre las regulaciones alimentarias de EE. UU. y Europa?
R: La