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El otro día mi esposo y yo estábamos camino al aeropuerto de Palma y habíamos salido con mucho tiempo de antelación. Vivimos en Soller, por lo que sabemos muy bien que el pueblo está actualmente sitiado con niveles sin precedentes de tráfico debido a la afluencia de visitantes al valle. Con alivio dejamos el pueblo, contentos de que el tráfico fuera lento pero al menos fluido. Nuestra suerte duró poco. Una enorme cola se retorcía de vuelta por la colina y un semáforo en rojo impedía que los coches entraran en el túnel de Soller.
Fue mucho peor en el otro lado, como resultó. Los lugareños impacientes comenzaron a hacer maniobras en U y optaron por navegar la sinuosa y lenta carretera de la Coll. Después de un rato, hicimos lo mismo. Los ciclistas suelen tomar la Coll, que normalmente es tranquila y sin coches. Pero no esa mañana. Los locales zigzagueaban alrededor de las curvas, maldiciendo y tomando riesgos mientras los pobres ciclistas lucían nerviosos.
Afortunadamente, llegamos al aeropuerto por los pelos pero tuvimos que aparcar directamente allí en lugar de en un aparcamiento más económico cercano. Me pregunto cuánto durará esto. La situación solo puede empeorar este verano, por lo que se necesitan soluciones rápidas, especialmente para el acceso de ambulancias y servicios de emergencia. Nuestro ayuntamiento ha inaugurado dos aparcamientos temporales.
Es un comienzo, pero ¿qué más se puede hacer? ¿Restringir la entrada de coches de alquiler al pueblo? ¿Volver a instaurar el peaje en el túnel? ¿Tomar medidas enérgicas contra los alquileres ilegales que traen innumerables huéspedes? ¿Cobrar un impuesto a los propietarios secundarios que alquilan sus propiedades a tarifas exorbitantes durante los conflictivos meses de verano? ¿Inaugurar un gran aparcamiento más allá del túnel con autobuses de cortesía para transportar a los no residentes dentro y fuera del pueblo? Todas estas sugerencias están sobre la mesa, pero ¿son factibles?
Mientras tanto, muchos residentes de Soller con la suerte de poder trabajar desde casa, se refugiarán este verano, emergiendo de nuevo a finales de octubre cuando todo esté tranquilo.
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