En 2017, el Presidente Trump declaró que la epidemia de opioides – que entonces estaba cobrándose la vida de más de 100 personas cada día – era la “peor crisis de drogas en la historia de Estados Unidos”. A medida que regresa a su cargo y la próxima administración presidencial toma forma, la gente está debatiendo sobre qué problemas deberían ser prioritarios durante el próximo mandato. Es fundamental que recuerden la crisis de adicción a la que nuestro país aún se enfrenta en 2025 en sus planes.
La adicción, en particular la adicción a los opioides, es un problema generalizado que afecta a personas de todos los ámbitos de la vida en todo el país. La Administración de Servicios de Abuso de Sustancias y Salud Mental (SAMHSA) estima que más de 6.1 millones de personas de 12 años o más tienen un trastorno por uso de opioides (OUD).
Los programas de tratamiento con opioides (OTPs) son clave para seguir avanzando contra la epidemia de adicción. Los centros que integran la medicación para el trastorno por uso de opioides (MOUD) con programas de tratamiento personalizados son herramientas altamente efectivas. Al combinar la medicación con cuidados como la consejería, los OTPs pueden apoyar a las personas en dos frentes, ayudándoles mejor a superar sus luchas.
Los tres medicamentos para OUD que han sido aprobados por la FDA son buprenorfina, metadona y naltrexona. Como ex Comisionado Asociado de la FDA, puedo atestiguar el compromiso de la agencia con la protección de la salud pública al promover medicamentos efectivos, y MOUD claramente entra en esa categoría. Al aliviar los antojos de opioides, estos medicamentos facilitan la recuperación y ayudan a los pacientes a permanecer en el tratamiento que necesitan.
A pesar de su eficacia comprobada, sigue existiendo un estigma social contra el MOUD. Los críticos afirman falsamente que la recuperación de una adicción requiere abstinencia completa, exigiendo que los sobrevivientes que buscan tratamiento renuncien al uso de ciertos medicamentos. Estas perspectivas dañinas ignoran docenas de estudios que prueban la eficacia de MOUD y a los expertos en tratamiento de la adicción que abogan por su uso.
La derrota de una enfermedad tan opresiva y poderosa como la adicción no es una tarea fácil. No deberíamos limitar las opciones de los pacientes. Al fomentar el uso de MOUD, estamos preparando a los pacientes para el éxito al conectarlos con tratamientos basados en evidencia que están científicamente probados para disminuir la mortalidad.
Los MOUDs deberían combinarse con el monitoreo y la atención personalizada que ofrecen los OTPs. La consejería amplifica los beneficios de MOUD, aumentando el alcance de la atención para tratar a la persona en su totalidad.
Los responsables políticos deberían reconocer las ventajas de este modelo de atención multifacético y garantizar que los entornos legislativos y regulatorios permitan su crecimiento continuo. El rechazo de los OTPs efectivos es una postura equivocada que inhibirá la recuperación de los pacientes en lugar de apoyarla.
La salud es una oportunidad y desafío en constante evolución. Para enfrentarla, abogar por tratamientos efectivos debería ser una prioridad para el nuevo liderazgo. A medida que nuestro país continúa la batalla contra la adicción, debemos priorizar tratamientos que otorguen a los pacientes la autonomía y el respeto que merecen, y que sean efectivos para seguir reduciendo las muertes por sobredosis de drogas.