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Varios países europeos requieren el conocimiento del idioma local para obtener la residencia permanente o la ciudadanía, y muchos están introduciendo políticas que exigen un nivel más alto.
En 2024, Francia aprobó una ley que requería pruebas de idioma francés para ciertos tipos de tarjetas de residencia.
Suecia actualmente avanza con requisitos de idioma para la ciudadanía. Hace unos años, Italia también comenzó a exigir una prueba de idioma al solicitar naturalizaciones por matrimonio.
Y al otro lado del Atlántico, el presidente Donald Trump acaba de firmar una ley que establece que el inglés será el idioma oficial de los Estados Unidos. ¿Por qué los idiomas se están volviendo un factor tan importante en las políticas de residencia y ciudadanía?
Carmen Silvestri, lingüista e investigadora postdoctoral en la Universidad de Reading en el Reino Unido, dice que “esta tendencia no es sorprendente en la actualidad dada la ascensión de partidos nacionalistas”.
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Los idiomas como elemento de identidad nacional y pertenencia están históricamente vinculados al nacimiento del estado-nación, en los siglos XVIII y XIX, afirma.
“El nacionalismo sigue siendo la base del estado-nación. No hay nacionalismo sin ‘pegamento social’, y el idioma es el más obvio”, argumenta la Dra. Silvestri.
Identidad nacional
Según un informe reciente del Pew Research Centre, un grupo de expertos con sede en EE. UU., muchas personas dicen que hablar el idioma local es lo que hace que alguien “realmente” pertenezca a un país, seguido de compartir sus costumbres y tradiciones y de haber nacido allí.
Las opiniones varían según el país, la edad, la educación y la ideología. Las personas más jóvenes y educadas son menos propensas a considerar el idioma importante para la pertenencia, mientras que los seguidores de partidos populistas de derecha son más propensos a considerarlo esencial.
En Europa, Hungría tiene la mayor proporción de encuestados (74 por ciento) que dicen que hablar el idioma local es clave para la identidad nacional.
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Francia y los Países Bajos siguen con un 64 por ciento. Grecia se sitúa en el 63 por ciento, Alemania en el 62 y Polonia en el 60 por ciento. En Italia y el Reino Unido, la proporción fue del 58 por ciento y en Suecia del 52, aunque alcanzó el 83 por ciento para los seguidores del partido de extrema derecha Demócratas de Suecia.
Silvestri dice: “Antes del estado-nación, la religión era el marcador de identidad o el ‘pegamento social’ que vinculaba comunidades diversas mediante un mensaje sagrado compartido y una tradición espiritual”.
“El nacimiento del estado-nación creó una nueva construcción social utilizando otras herramientas para imaginar a las personas como una comunidad, y el idioma fue la más inmediata”, añade.
“Este proceso se aceleró con la invención de la imprenta y la llegada de los periódicos, que comenzaron a difundir información utilizando un idioma común, y el proceso de secularización después de la Revolución Francesa.”
Hoy en día en Europa, la investigación de Pew revela que ser parte de la religión predominante de un país es el factor menos importante para la percepción de la identidad, con las tasas más altas registradas en Grecia y Polonia (19 por ciento), seguidas por Italia (15 por ciento), los Países Bajos (12), Hungría (8), Alemania y España (6), Francia (5) y Suecia (3).
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Sociedades multiculturales
En comparación con Europa, en Canadá y Estados Unidos solo el 49 y el 48 por ciento respectivamente de los participantes en la encuesta de Pew dijeron que el idioma es un factor importante para la pertenencia.
La Dra. Silvestri explica la actitud diferente diciendo que “tanto Canadá como Estados Unidos tienen una importante historia de migración y comenzaron como sociedades multiculturales, por lo que hay otros factores en juego para determinar la identidad nacional”.
Por otro lado, el 38 y el 34 por ciento respectivamente dijeron que es “muy importante seguir las costumbres locales para realmente pertenecer”, una proporción tan alta como el 62 y el 60 por ciento en Hungría y Grecia, el 42 por ciento para Italia y España, pero disminuye al 39 por ciento en Francia, al 25 por ciento en Alemania y al 17 por ciento en Suecia.
Esto también se puede explicar desde una perspectiva nacionalista, ya que las personas acceden a las costumbres y tradiciones locales “a través del conocimiento del idioma”, señala la Dra. Silvestri.
Multilingüismo
En un contexto como este, y con el ascenso de partidos nacionalistas en Europa, ¿cuál es el papel del multilingüismo?
La Dra. Silvestri dice que “el multilingüismo no tiene correspondencia con la identidad nacional”.
“Si la identidad nacional tiene correspondencia con el idioma, el multilingüismo no es un factor de identidad o pertenencia. Es una herramienta para acceder a textos y comunicarse”, señala.
“Ayuda a conectar grupos sociales, y si bien es importante tener una raíz sociolingüística en el idioma nativo, el multilingüismo ayuda a conectar, colaborar, compartir y también entender la otredad desarrollando una visión más amplia de las comunidades más allá de los límites de la identidad nacional”.
Este artículo fue producido por Claudia Delpero de Europe Street News.
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