Adaobi Tricia Nwaubani
Serie de Cartas desde África, Abuja
Charterhouse
Durante muchos años, los nigerianos adinerados han enviado a sus hijos a prestigiosos internados británicos, pero ahora algunas de esas instituciones están estableciendo campus en la nación más poblada de África.
El año pasado, Charterhouse lanzó una escuela primaria en la ciudad de Lagos y abrirá una escuela secundaria en septiembre.
Rugby School también comenzará a ofrecer educación secundaria en septiembre. Otras instituciones conocidas, como Millfield, Wellington School y Harrow, también están explorando oportunidades en Nigeria.
Esto obviamente conlleva un precio para los padres nigerianos, pero la élite adinerada del país históricamente ha enviado a sus hijos al Reino Unido para la educación secundaria, atraídos por la rigurosidad, prestigio y oportunidades globales del plan de estudios británico.
“Estoy emocionada al respecto”, dice Karima Oyede, una consultora de gestión británico-nigeriana, cuyo hijo actualmente está en el año 10 en Rugby en el Reino Unido pero se mudará a su escuela en Lagos en septiembre.
Su familia ha estado planeando mudarse a Nigeria desde hace un tiempo, pero no lo ha hecho antes debido a la educación de los niños.
“Tener la oportunidad de experimentar el sistema británico en su país de origen es lo mejor de ambos mundos”, dice.
Nigeria ya cuenta con una proliferación de escuelas privadas, pero una educación de alta calidad y reconocida internacionalmente dentro del país atraerá a muchos padres, especialmente aquellos que desean preservar la identidad cultural de sus hijos.
“A los padres africanos les encanta el hecho de que están brindando a sus hijos un estatus internacional para que puedan competir con sus homólogos en cualquier otra parte del mundo, pero no quieren que sus hijos pierdan su africanidad”, dice Ijay Uwakwe-Okoronkwo, fundadora de la Fundación de Aprendizaje Nkuzhi en la capital de Nigeria, Abuja.
La consultora educativa, que asesora a padres y escuelas sobre opciones internacionales de internados, explica que la actitud más relajada y menos respetuosa con la que los niños regresan después de ir a la escuela en el extranjero no siempre es apreciada.