Podrías sorprenderte al saber que los receptores del gusto, que normalmente asocias con tu lengua, juegan un papel en el cáncer. Los receptores del gusto dulce, umami y amargo, conocidos como TAS1R y TAS2R, se expresan en tumores sólidos, influenciando cómo crecen las células cancerosas y responden al tratamiento. Esta conexión inesperada abre nuevas posibilidades para terapias dirigidas y mejores herramientas pronósticas.
Considera estas estadísticas impactantes de un estudio publicado en Scientific Reports: de 6,224 muestras de tumores sólidos en 45 subtipos, aproximadamente del 1% al 7% tenían mutaciones no silenciosas en los genes TAS1R y TAS2R. Además, los niveles de expresión de genes específicos de receptores del gusto estaban vinculados a la supervivencia del paciente en 12 tipos diferentes de tumores sólidos.
Por ejemplo, una mayor expresión de TAS1R1 se asoció con un impresionante aumento de 1,185 días en la supervivencia de pacientes con adenocarcinoma de pulmón. Estos números resaltan el impacto significativo que los receptores del gusto tienen en los resultados del cáncer.
Más allá de solo las estadísticas, la presencia y alteración de estos receptores del gusto en los tumores podrían conducir a nuevos marcadores de diagnóstico y estrategias de tratamiento. Si ciertos receptores del gusto están asociados con una mejor o peor supervivencia, podrían servir como objetivos para nuevos medicamentos o indicadores para planes de tratamiento personalizados. Comprender esta relación es clave para ayudar a transformar cómo abordamos la terapia contra el cáncer y mejorar la vida de quienes se ven afectados por esta enfermedad.