Es una ocurrencia común ver aves inusuales vagando por las calles de Torrevieja, como por ejemplo gallinas, y después de amenazar previamente con tomar medidas para erradicarlas, el gobierno local ahora está haciendo planes para reunirlas a todas y enviarlas a la cárcel de aves, o, más verazmente, a una granja escuela.
Esto fue anunciado durante la última sesión plenaria por la Concejala de Protección Animal, Concha Sala, después de que la portavoz del PSOE, Bárbara Soler, preguntara sobre el asunto.
Muchas de las aves provienen del Parque de las Naciones, donde anteriormente vivían numerosas colecciones de vida silvestre, incluyendo iguanas, pero fueron retiradas tras críticas por su negligencia bajo el cuidado del ayuntamiento, al cual, entre otras quejas, se le acusó de dejar morir de hambre a los animales.
Algunas de las aves que quedaron han sido vistas vagando por las carreteras circundantes, incluyendo la N-332, a veces con consecuencias fatales, pero otras simplemente han decidido vagar libremente por el pueblo, desplazándose a áreas tan lejanas como el supermercado Aldi cerca del hospital, y también el centro de salud Acequión, entre otros lugares.
Sala reveló en la sesión plenaria que los animales en el Parque de las Naciones son alimentados temprano por la mañana y coincidiendo con la apertura de las instalaciones por parte de trabajadores municipales. Estos, explicó, les proporcionan comida específica para aves. Una dieta que, además y según la concejala, se complementa con el pan duro que los trabajadores reciben en bolsas de manos de los vecinos. Una práctica que, nutricionalmente, es cuestionada por algunos biólogos y señalada como poco adecuada para la salud de estas aves.
Con el fin de detener su proliferación, Sala señaló que, por el bien de las vidas de estos animales que normalmente continúan viviendo libremente, el ayuntamiento está tramitando una orden para que, con medios externos contratados por el ayuntamiento, puedan ser trasladados en condiciones seguras a una granja escuela, donde puedan recibir el cuidado adecuado, aunque la ubicación aún no ha sido revelada debido a las dificultades para encontrar un lugar que pueda albergarlos, donde, dadas las cantidades, sin duda estarían enjaulados, suponiendo, por supuesto, que todos pudieran ser reunidos.
Por su parte, el alcalde, Eduardo Dolón, criticó a los residentes humanos que, de buena fe, alimentan a las aves en lugares distintos al Parque de las Naciones. Un comportamiento, enfatizó el alcalde, que ayuda a que estas aves se dispersen y terminen en áreas centrales de la ciudad.
Expresando claramente su desagrado por cualquier cosa natural en el pueblo, Dolón también tuvo que señalar que si quisiera, podría sacrificar a todas estas especies a través de un contrato de emergencia. Luego mencionó que descartaba matarlas a todas, quizás haciendo de la cárcel de aves una mejor opción para ellas.
Tanto matar como encarcelar a las aves contrasta fuertemente con cómo son tratadas en el vecino Guardamar, donde una de las principales atracciones en el pueblo es un parque lleno de vida silvestre capaz de deambular libremente.