Los padres de un adolescente que mató a nueve niños y un guardia de seguridad en un tiroteo en una escuela en Serbia el año pasado han sido encarcelados. El padre del chico, Vladimir Kecmanoviæ, fue condenado a 14 años y medio de prisión el lunes, mientras que su madre, Miljana Kecmanoviæ, recibió una sentencia de tres años de cárcel. Nemanja Marinkovic, un instructor del club de tiro Partizan que enseñó al chico a usar un arma, recibió una condena de un año y tres meses. El chico, que ha estado en una institución psiquiátrica desde el ataque de mayo de 2023, no puede ser juzgado porque está por debajo de la edad de responsabilidad penal. Sin embargo, a sus padres se les acusó de un “acto grave contra la seguridad general” por no asegurar adecuadamente las armas y municiones. Su juicio se llevó a cabo a puerta cerrada. En el tribunal superior de Belgrado el lunes, Vladimir fue declarado culpable de poner en peligro la seguridad pública al enseñarle a su hijo a disparar y no asegurar su arma. También fue condenado por negligencia hacia un menor. Miljana fue declarada culpable de negligencia hacia un menor pero absuelta de poseer ilegalmente armas y municiones. El chico, identificado solo como KK, fue llevado al tribunal en octubre por un escolta especial, dejando el hospital psiquiátrico por primera vez desde el ataque en la escuela primaria Vladislav Ribnikar. Fue interrogado como testigo por el juez, el fiscal y los abogados de la defensa y de las familias de los fallecidos y heridos. También respondió a preguntas de la madre de un niño asesinado. Los padres de los niños asesinados asistieron a la audiencia con la esperanza de arrojar luz sobre el motivo del tiroteo masivo del chico. Un abogado que representa a las familias lo describió como “uno de los juicios más desgarradores que he presenciado en mi carrera”. KK tenía 13 años cuando llevó una pistola a la escuela y abrió fuego contra otros niños. Ocho de los nueve niños que asesinó eran niñas. Serbia se sumió en una mayor tristeza menos de 48 horas después, cuando otro hombre de 21 años mató a tiros a otras ocho personas en un pueblo a las afueras de la capital. Después de testificar en el juicio de sus padres, el abogado de la familia dijo a los reporteros que el chico había llevado una vida normal antes del tiroteo y que ningún proceso judicial podría establecer lo que lo llevó a su ataque.
