La última incursión de Osgood Perkins en el horror, The Monkey, es una película que desafía y abraza las convenciones del género, presentándose como una mezcla caótica de humor y horror. Después del éxito de Longlegs, Perkins cambia drásticamente de rumbo, creando una experiencia que se trata menos del escalofriante temor a lo desconocido y más de la absurda aleatoriedad de la muerte. The Monkey comienza con un inmediato sumergimiento en su mundo – un piloto ensangrentado (Adam Scott) tratando frenéticamente de deshacerse de un mono de juguete maldito. Esta escena inicial establece el tono de lo que está por venir: una comedia de terror que no se toma demasiado en serio, pero que nunca se aleja de lo espeluznante.
The Monkey trata sobre los hermanos gemelos, Hal y Bill Shelburne, interpretados con encanto dual por Theo James. Su descubrimiento infantil del viejo mono de juguete de su padre conduce a una serie de muertes extrañas, a menudo hilarantes, preparando el escenario para una narrativa que abarca décadas. De niños, interpretados por Christian Convery, los gemelos son un estudio de contraste, proporcionando un vistazo temprano a las dinámicas que luego los definirán como adultos.
La dirección de Perkins en The Monkey es una clase magistral en el manejo del tono. Mezcla sin problemas lo sombrío con lo cómico, asegurando que el humor de la película no socave el horror, sino que lo complemente. Las muertes en The Monkey son inventivas, casi caricaturescas en su ejecución, reminiscentes de la serie Final Destination pero con un toque de comedia negra. Perkins juega con las expectativas del público, convirtiendo lo que podría haber sido un terror directo en una celebración alegre, aunque retorcida, de la absurdidad de la muerte.
Theo James ofrece no una, sino dos interpretaciones convincentes, navegando por los paisajes emocionales tanto de Hal como de Bill con profundidad. Su capacidad para diferenciar a los gemelos a través de gestos y tono emocional es encomiable. No puedo reseñar The Monkey sin adentrarme en su diseño de sonido y banda sonora, que son fundamentales para establecer el singular estado de ánimo de la película. La banda sonora, con sus melodías juguetonas pero ominosas, refleja la oscilación de la película entre la comedia y el horror. El redoble del tambor del mono, en particular, se convierte en un personaje en sí mismo, un sonido de perdición inminente que es tanto ridículo como aterrador.
The Monkey no está exento de sus errores. La historia del mono, aunque interesante, a veces se siente subdesarrollada, dejando algunas preguntas sin respuesta o quizás poco exploradas, lo que podría frustrar a aquellos que buscan más historia sobre el personaje mitológico. A pesar de esto, The Monkey sigue siendo una película entretenida y atractiva para aquellos que aprecian el horror que no se toma demasiado en serio.
The Monkey es un testimonio de la voz directiva en evolución de Osgood Perkins, mostrando su habilidad para innovar dentro del género de terror. Aunque puede que no sea para todos, es una película que invita a los espectadores a encontrar humor en las situaciones más oscuras y a apreciar el arte de la narración que puede hacer que te rías y reflexiones al mismo tiempo.
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