El servicio de seguridad del sistema de salud de las Islas Baleares informa de un total de 840 agresiones al personal sanitario en 2024. Más de dos al día, el 95% de estas agresiones han sido verbales (incluyendo amenazas) y no más, mientras que el 18% han sido una combinación de agresión física y verbal o solo física.
De las 840, 410 han sido en hospitales y 406 en centros de salud; otros han incluido ataques al personal de ambulancias. Las enfermeras y el personal de enfermería auxiliar han sido las víctimas de la mitad de las agresiones. El 37% de los agresores han sido reincidentes.
El total ha bajado de 1.117 en 2023, pero esta disminución no calma las preocupaciones. La Dra. Rosa Robles es la secretaria general del Colegio de Médicos de las Baleares y miembro de un comité nacional para abordar las agresiones en el sector de la salud. “Estamos preocupados. Las cifras son alarmantes y es importante que se divulguen, que haya un registro y que se difundan. Es esencial concienciar a los profesionales de la salud, ya que la agresión en el lugar de trabajo no puede ser aceptada como algo normal. Los datos indican la realidad y cuantifican el problema.”
Juan José Terrassa, director adjunto de gestión del personal del servicio de salud, dice que las agresiones son sintomáticas de una mayor violencia en general. “La Organización Mundial de la Salud se ha referido a la sociedad más violenta de la historia. Una violencia que ocurre en todas las áreas – en educación, salud, servicios sociales. Pero también hay más casos porque las notificaciones están aumentando. Los profesionales están más concienciados y denuncian más.”
Hay varias razones para las agresiones. Robles destaca los tiempos de espera y un sistema de salud que no responde tan rápidamente como los pacientes desearían. “Es un sistema que está bajo presión y que en muchos casos no responderá a las expectativas del paciente. Los profesionales acaban pagando por esto, ya que se convierten en el objetivo de las frustraciones.”
El servicio de salud IB-Salut ofrece cursos de formación y sesiones impartidas por la Policía Nacional y la Guardia Civil. Los consejos incluyen quitar objetos lanzables del alcance de los pacientes, tener rutas de salida, mantener una distancia segura y hablar en un tono tranquilo.
“Hay recomendaciones sobre cómo evitar la agresión y sobre las acciones más apropiadas en una situación de conflicto,” explica Terrassa. Estos cursos forman parte de un programa de salud policial diseñado por los ministerios nacionales de salud e interior. Para Robles: “Estos son cursos muy positivos para protegerse y para detectar signos de advertencia que nos permitan anticipar la agresión.”