Llámalo una pregunta trampa si quieres, pero aún necesitas encontrar una respuesta sobre lo que crees que divide a los ancianos y a los mayores en la sociedad. Como tantas otras incógnitas, depende de a quién preguntes, y dónde.
Primero veamos a los ancianos; ¿quiénes son este grupo, cuál es su facultad y qué representan? Durante siglos, en casi todas las culturas, especialmente en el Este y en la enseñanza bíblica, los adultos mayores eran colocados en un pedestal de sabiduría y respeto.
Los ancianos desempeñan un papel vital en la preservación y transmisión de conocimientos, tradiciones, costumbres, creencias y conocimientos generales. La generación que viene después de los ancianos puede acceder a una riqueza de conocimientos, evitando así una gran cantidad de ensayos y errores. Hoy en día, los ancianos todavía ocupan puestos de gobierno en la mayoría de los países, son directores ejecutivos en la manufactura y líderes en los negocios y las finanzas.
Nuestra popular expresidenta y ex Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Mary Robinson, es la actual presidenta de ‘The Elders’; un influyente grupo que se formó en 2007 e incluye a luminarias como Nelson Mandela y Jimmy Carter. El movimiento se basa en las enseñanzas confucianas de que la mayor sabiduría viene con la edad.
Con suerte, los párrafos anteriores capturan un poco de la vital importancia de los ancianos en la sociedad. Entonces, avanzando, veamos ahora la sección de la sociedad actual conocida como ‘los mayores’.
Los mayores son esa inevitable generación en edad de jubilación, aunque un porcentaje significativo sigue siendo destacados empresarios, agricultores, políticos, clérigos, jueces, locutores, escritores, entre otros. En otras palabras, los mayores siguen estando en primera línea en la dirección de nuestro país. Pero espera un minuto… ¿no es eso lo que siempre hicieron los ancianos, al estar equipados con la mayoría de los conocimientos y saber hacer? Entonces, ¿por qué hay ancianos y mayores?
En la mente de muchas personas, los mayores se están convirtiendo en el próximo gran problema para la sociedad. Vemos que, tal como van las cosas, habrá demasiados de nosotros, lo que supuestamente agobiará a la generación que viene después de nosotros con una carga fiscal injusta. En lugar de ser valorados y respetados, los mayores ya están siendo vistos en algunos sectores como el problema que llevará a la quiebra al sistema de salud, estará constantemente en el camino de alguien y probablemente prenderá fuego a la chimenea. El sistema de pensiones colapsará bajo el peso de demasiados ‘mayores’, habrá una disponibilidad insuficiente de camas en hogares de ancianos y nadie sabe qué hacer al respecto.
Cuando se inventó el automóvil, hubo una preocupación ampliamente expresada sobre cómo el planeta podría manejar todos los caballos redundantes. Es lo mismo ahora con los mayores. Incluso podemos estar en la misma categoría que los ‘burros rescatados’, acorralados en algún lugar y siendo bañados con amabilidad por amantes comprometidos de los ancianos. Aparte de algún anciano contrario, infeliz en cautiverio, la mayoría de nosotros seremos dóciles y amigables. Podemos esperar ser alimentados y consolados con palabras de bebé. Seres inofensivos, pero como los burros rescatados, ¡buenos para nada!
Las culturas occidentales son edadistas. Las personas viven más tiempo y este hecho debería ser celebrado por todos sus aspectos positivos, en lugar de regañar por los fondos de pensiones. Leí en algún lugar que este miedo se ha etiquetado como el ‘tsunami gris’.
A partir de aquí y ahora, es hora de que los ancianos respondan. La palabra ‘mayores’ queda desterrada del diálogo. Una palabra cubrirá en el futuro a mi grupo de edad: ‘¡ANCIANOS!’
Somos la generación que construyó la sociedad en la que todos vivimos. Llevamos la sabiduría y producimos el conocimiento que hizo las cosas mejores para las generaciones que vinieron después de nosotros. Individuos, comunidades, países y el mundo se mejoran por los surcos que aramos.
No nos juzguen porque no podemos programar el teléfono inteligente, despreciemos las redes sociales y nos neguemos a almacenar cosas en una ‘nube’. Algunos de nosotros dibujamos nuestro primer gato en viejos cupones de racionamiento, porque entramos en un mundo en guerra. Hemos vivido a través de ocho décadas diferentes, dos siglos diferentes y dos milenios diferentes. Damos y recibimos algo de cada uno de esos años. La vida fue dura, pero nosotros éramos más duros.
Recordamos nuestra primera radio y escuchar la primera transmisión de la GAA de Michael O Hehir. Viajamos una distancia para hacer una llamada telefónica; pasamos de los discos de vinilo a los casetes y CDs; pasamos de las cartas escritas a mano a los faxes y correos electrónicos. Entonces, si no nos importan los gigabytes o megabytes, tal vez sea porque valoramos algo más importante.
La tuberculosis, la polio, el Covid y los accidentes laborales diezmaron lo que ahora son los ancianos. Hemos vivido más cambios de los que habían ocurrido en su totalidad antes de que naciéramos. Cada anciano bajo el sol puede afirmar verazmente ser adaptable. Pero tal vez hemos tenido suficiente, y si parecemos desconcertados por las ventajas de su ‘nube’, tal vez sea porque aprendimos a guardar lo importante en nuestro corazón.
No olvides
La mejor clase en el mundo está a los pies de una persona anciana. (Andy Rooney, CBS)