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Hace tres años que fui por última vez a Cerler, que tiene el esquí más alto de todo el Pirineo, en Aragón, noreste de España. Durante décadas ha sido famoso no solo por su esquí, sino también por su ubicación y ambiente, ¡concedido que es muy español! ¡Yo era la única británica en el pueblo! Sin embargo, la tensión ha subido por la montaña este año y no todo está bien.
Pancartas de protesta cuelgan de los balcones, han surgido grafitis en la carretera que sube desde Benasque por el valle y todo se debe a los planes de construir un teleférico desde Benasque, que es muy popular entre los turistas de actividad y aventura y familias durante todo el año, hasta la estación de Cerler. Es un trayecto de cinco kilómetros entre los dos y la carretera de montaña es excelente, pero, además, siempre y cuando las condiciones para esquiar sean buenas, eran perfectas la semana pasada.
Cerler siempre está lleno, con teleférico o sin él, por eso en Cerler no lo quieren y tienen la intención de luchar contra ello. Temen que lleve a la masificación y al hacinamiento y provoque una construcción masiva en la estación para atender al aumento significativo de personas que utilizan el teleférico desde Benasque, donde los hoteleros y los negocios locales van a ganar aún más dinero.
Si el proyecto sigue adelante, arrancará el corazón y el alma de toda la región y elevará los precios, algo parecido a lo que he presenciado en algunas partes de Mallorca.
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