Niños y salud mental: Utilizando la activación conductual para combatir la “caída de verano”

Los médicos que trabajan con niños y adolescentes lo han visto antes: la “caída del verano”. Cuando la escuela termina para las vacaciones de verano, los estudiantes ya no siguen rutinas, completan tareas o participan en grupos durante las vacaciones de verano, y pueden surgir sentimientos de aislamiento y disminución de la interacción social.

Para llenar el tiempo, a menudo hay más uso en línea, especialmente en redes sociales, una exposición que no siempre es saludable y nunca puede reemplazar la interacción cara a cara. Mézclalo, y tendrás una tormenta perfecta para la pérdida de aprendizaje, el aburrimiento, la falta de productividad y la soledad. Todo esto puede aumentar la depresión, la ansiedad y el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) en un niño.

Los datos que respaldan esto indican que su impacto es de gran alcance y que los médicos pueden ayudar a los padres y cuidadores a combatir la “caída del verano”.

Según un estudio de la Asociación Estadounidense de Investigación Educativa, las vacaciones de verano hacen que el 52% de los estudiantes olviden en promedio el 39% de los avances que hicieron durante el año escolar. Un estudio de 2023 de Mental Health America mostró que mientras 2 millones de jóvenes experimentaron depresión, aproximadamente el 60% no recibieron tratamiento. El Departamento de Educación de EE. UU. también señala: “Los estudiantes tienen seis veces más probabilidades de recibir servicios de salud mental cuando se brindan en la escuela”. Hay una crisis de salud mental, y las escuelas son el único lugar donde muchos jóvenes reciben ayuda. Pero cuando terminan las clases y los servicios no están disponibles, la salud mental se descuida.

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Padres y activación conductual

Es importante tener en cuenta que los padres, con el apoyo de un médico, pueden vencer la caída del verano, especialmente con planificación y recursos. Por ejemplo, está la activación conductual, que implica programar actividades que alienten a los niños a reconectar con el refuerzo positivo del entorno y a disminuir los comportamientos evitativos y las emociones negativas.

Hay muchas actividades que los padres pueden aprovechar, como hacer ejercicio de manera consistente, salir a cenar y, para los niños más pequeños, cosas como asegurar la higiene personal a través de cosas básicas como ducharse regularmente.

Los cuidadores deben comenzar teniendo conversaciones abiertas con los niños sobre su salud mental. También deben crear un entorno seguro y no juzgador y construir confianza. A partir de ahí, los cuidadores pueden trabajar con los niños para crear un plan que muestre que los ven, están invertidos en ellos y harán lo necesario para ayudar a sus hijos a lograr el éxito a largo plazo.

Además, con los padres a menudo trabajando, la supervisión puede ser difícil de organizar. Para empeorar las cosas, cuando los miembros de la familia están corriendo en direcciones diferentes, puede ocurrir inseguridad alimentaria. Esto sucede cuando no hay acceso consistente a alimentos nutritivos, lo que también puede afectar la salud física y mental.

Para mantener control sobre los niños, el Instituto Nacional de Salud Mental ha identificado signos que indican un deterioro en la salud mental. Para los niños, los signos van desde berrinches frecuentes y problemas para dormir hasta problemas de salud imaginarios y falta de interés en continuar o hacer nuevas amistades, entre otros. Para los adolescentes, los signos incluyen baja energía y miedo a aumentar de peso, comportamientos autolesivos y uso de alcohol y drogas.

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Recursos fácilmente disponibles

Cuando se planifican o se fomentan actividades para la activación conductual, los padres deben explorar los recursos disponibles. Estos incluyen:

Programas de verano accesibles: Algunas ciudades tienen mucho que ofrecer a los niños en verano. Echa un vistazo a los centros comunitarios, bibliotecas, gimnasios locales y organizaciones sin fines de lucro para aprovechar lo que a menudo son programas de bajo costo o incluso gratuitos.

Educación en línea: Nombra la materia y hay un programa educativo en línea para ello. Las opciones son virtualmente ilimitadas si un niño desea fundamentos como matemáticas o idiomas. O tal vez algo diferente a un curso tradicional captará su atención, ayudándoles a aprender mientras se divierten.

Redes sociales: Todos necesitamos amigos y las oportunidades de interacción que vienen con ellos. Facilita actividades con amigos y considera coordinar actividades con otros padres.

Sin embargo, quizás el recurso más importante de todos sea el apoyo de salud mental, que a menudo es liderado por su médico de atención primaria.

Herramientas y tecnología para adolescentes

La tecnología puede ayudar. Una encuesta de Gallup ha mostrado que los adolescentes pasan casi 5 horas al día en redes sociales. Las aplicaciones de salud mental conductual basadas en la web ofrecen a los adolescentes un lugar seguro para hablar sobre problemas con pares y profesionales calificados. El apoyo es a menudo las 24 horas del día, los 7 días de la semana, y las plataformas pueden ayudar a identificar a aquellos que pueden estar en peligro y alertar a profesionales capacitados para manejar la situación.

Estas aplicaciones llegan a los estudiantes donde están, en línea, y enseñan habilidades de afrontamiento para cosas críticas pero básicas como manejar la ansiedad. A veces, los adolescentes pueden manejar problemas con un enfoque de autoservicio que no requiere terapia en persona o medicamentos. En verano, estas aplicaciones pueden evitar que los adolescentes se deslicen por las grietas cuando pueden tener problemas fácilmente tratables.

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Al igual que cualquier otro consejo holístico para dar a los pacientes, ten en cuenta las tres R del verano en la salud mental: descanso, recreación y rutina. El sueño juega un papel crítico en el aprendizaje y nuestra salud mental. Los niños deben experimentar movimiento saludable, particularmente al estar afuera y participar en ejercicio. En última instancia, los cuidadores deben asegurarse de que los niños tengan rutinas establecidas, sin embargo, los médicos pueden ayudar a delinear el marco y explicar las expectativas para niños (y familias) saludables.

Foto: SDI Productions, Getty Images