Nepal, la pequeña nación del Himalaya que limita con China, estaba negociando con Beijing sobre una importante inyección de financiamiento de infraestructura cuando Estados Unidos intervino con una oferta lucrativa. Durante cinco años, el gobierno estadounidense daría al país $500 millones en subvenciones para expandir su red eléctrica y mejorar sus carreteras, una suma enorme en un país donde el ingreso anual promedio es de alrededor de $1,400. El desafío de Estados Unidos a la influencia de China en su propia región enfureció a los funcionarios en Beijing. Pero Nepal, después de cinco años de debate divisivo, siguió adelante y aceptó la oferta, ratificándola en 2022 después de reunir $200 millones por su cuenta. Ahora, el proyecto ha sido puesto en duda con la congelación de la ayuda extranjera por parte de la administración Trump. Los líderes nepalíes que se habían puesto del lado de Estados Unidos, respaldando el acuerdo incluso cuando los opositores los llamaban títeres y traidores estadounidenses, se preguntan si cometieron un terrible error al poner su fe en América. “Esto es bastante impactante”, dijo Rajendra Bajgain, un legislador del partido gobernante Congreso de Nepal, quien había argumentado apasionadamente a favor del proyecto estadounidense. “Están facilitando las cosas para nuestros países vecinos, especialmente los chinos, que se están divirtiendo. Vendrán a nuestra oficina y dirán, ‘Miren, así es como actúa Estados Unidos'”. No está claro si China ha hecho algún acercamiento directo a Nepal a medida que Estados Unidos se retira. Pero Beijing ha sido favorecido por la eliminación de la ayuda extranjera por parte del presidente Trump y otras medidas que han alienado a los aliados y socios de Estados Unidos. Algunos de ellos, como India, pueden encontrar más difícil desafiar la creciente assertividad de China en Asia sin el respaldo de Estados Unidos, particularmente su músculo financiero.
