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La campaña ‘Dry January’ anima a las personas a hacer una pausa en el consumo de alcohol, generando debates en países amantes del vino como Francia
Crédito: Shutterstock
El nuevo Ministro de Salud de Francia, Yannick Neuder, se ha encontrado en el centro de una tormenta cultural después de anunciar que participará en Dry January.
Aunque la campaña anima a hacer una pausa en el consumo de alcohol por razones de salud, es un tema sensible en un país donde el vino es más que una bebida, es un modo de vida.
Neuder, un cardiólogo que asumió su cargo hace solo unas semanas, compartió su decisión personal en una entrevista con Le Parisien. “He estado haciendo esto todos los años, es una gran oportunidad para repensar nuestros hábitos de consumo y sentir los beneficios de reducirlo”, dijo. Su participación es personal, no gubernamental, pero es suficiente para reavivar debates que han perdurado durante años.
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Dry January, que comenzó en el Reino Unido en 2013, ha ganado popularidad en todo el mundo. En Francia, se espera que este año participen unos 17 millones de personas, sin embargo, la campaña nunca ha recibido apoyo oficial. Esto se debe en gran parte a la fuerte oposición del poderoso lobby del vino de Francia, que ve la iniciativa como un ataque a un pilar de la cultura y economía francesas.
Vino: tesoro cultural de Francia y sus desafíos
El vino está tejido en la identidad francesa. El presidente Emmanuel Macron, que disfruta famosamente de dos copas de vino al día, una vez aseguró a los viticultores que no habría ‘Dry January’ bajo su presidencia. Sus declaraciones llegaron después de un intento anterior de respaldar la campaña en 2019 que causó revuelo entre los viticultores. Ese esfuerzo fue rápidamente archivado, con críticos argumentando que amenazaba los ingresos anuales de 13 mil millones de euros de la industria y los medios de vida de casi medio millón de trabajadores.
La ex Ministra de Salud Agnès Buzyn, quien lideró el impulso en 2019, más tarde admitió que era una batalla cuesta arriba. “Es casi imposible de llevar a cabo en un país donde el vino es un símbolo de nuestra cultura”, dijo en una entrevista el año pasado.
Para Neuder, el desafío es claro. Su apoyo a Dry January ha llamado la atención, especialmente dado su anterior defensa de la industria vinícola. Justo el año pasado, se opuso a aumentar los impuestos sobre el alcohol, afirmando: “Los jóvenes no se emborrachan con botellas de buen Châteauneuf-du-Pape”.
Equilibrando la tradición francesa y los objetivos de salud pública
La participación de Neuder en Dry January llega en medio de una creciente conciencia de los riesgos para la salud del alcohol. Según el Ministerio de Salud francés, el consumo de alcohol contribuye a 49,000 muertes anuales, convirtiéndose en un importante problema de salud pública. El año pasado, especialistas en adicciones instaron al gobierno a respaldar campañas como Dry January para fomentar hábitos más saludables.
A pesar de la controversia, Neuder sigue comprometido con su elección personal. “Esto no se trata de atacar al vino o a las personas que lo producen, se trata de dar a los individuos la oportunidad de reflexionar sobre su salud”, explicó en una entrevista reciente. Si su postura provocará un cambio más amplio en las actitudes o seguirá siendo un gesto personal aún está por verse.
Por ahora, Neuder parece contento de caminar por la delgada línea entre abogar por la salud pública y respetar las tradiciones de una nación amante del vino.
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