Mientras América descansaba en el Día del Trabajo, la fuerza laboral invisible de la atención médica seguía adelante.

Mientras los estadounidenses celebraban el Día del Trabajo, un ejército invisible de 53 millones de cuidadores no remunerados permanecía en servicio. Estos héroes desconocidos, que se desempeñan en sus carreras mientras cuidan de padres mayores, cónyuges con enfermedades graves o niños con necesidades especiales, forman la columna vertebral de nuestro sistema de salud. Dirigiendo una plataforma de cuidado de ancianos, he sido testigo de primera mano de la crisis que enfrenta esta fuerza laboral esencial.

El impacto económico es sorprendente: el cuidado no remunerado en Estados Unidos se valora en $600 mil millones anualmente, superando los ingresos combinados de Apple, Amazon y Microsoft en 2022. Sin embargo, este enorme motor económico funciona sin reconocimiento ni compensación, manteniendo nuestra economía a flote.

Considera a María, una maestra de 47 años en Phoenix. Su día comienza a las 5 de la mañana, ayudando a su padre con Alzheimer antes de llevar a sus hijos a la escuela. Se las arregla para trabajar entre citas médicas, encarnando la “generación sándwich”: adultos que cuidan tanto de padres mayores como de niños.

Las implicaciones a largo plazo son graves. Los cuidadores pierden un promedio de $304,000 en salarios y beneficios a lo largo de su vida. Para mujeres como María, que representan el 61% de los cuidadores, desproporcionadamente mujeres de color, esto agrava la brecha de género en la riqueza. La pandemia solo ha intensificado esta crisis, con un informe de McKinsey que muestra que una de cada tres madres considera abandonar la fuerza laboral o reducir sus carreras.

A medida que la población de Estados Unidos envejece, con 10,000 personas cumpliendo 65 años diariamente, nos enfrentamos a un abismo de cuidados. Para 2030, necesitaremos aproximadamente 6.9 millones de trabajadores de cuidados directos. Sin embargo, estamos luchando por llenar estos roles porque hemos fallado en valorar el trabajo de cuidado como labor esencial y especializada.

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Para abordar esta inminente crisis de salud, necesitamos un enfoque multifacético:

1. Permiso familiar y médico remunerado: Estados Unidos sigue siendo la única nación desarrollada sin una política federal de permisos remunerados. Implementar esto permitiría a los cuidadores mantener sus carreras mientras brindan cuidados esenciales.

2. Créditos de Seguridad Social para cuidadores: El tiempo dedicado a brindar cuidados no remunerados debería contar para los beneficios de Seguridad Social, mitigando el impacto financiero a largo plazo en los cuidadores.

3. Servicios ampliados de cuidado de relevo: Aumentar la financiación para el cuidado de relevo no solo es humano; es económicamente inteligente, ayudando a mantener a los cuidadores en la fuerza laboral.

4. Mejor integración de servicios basados en el hogar y la comunidad: Esto proporcionaría más apoyo para envejecer en el lugar, reduciendo la carga sobre los cuidadores familiares y creando empleos en la economía del cuidado.

5. Inversión en programas de capacitación y apoyo para cuidadores: Necesitamos equipar a los cuidadores con las herramientas y conocimientos necesarios para tener éxito, mejorando la calidad del cuidado y el bienestar de los cuidadores.

Estas no son ideas utópicas. Países como Alemania y Japón han implementado con éxito políticas similares, brindando modelos de los que podemos aprender.

La tecnología también desempeña un papel crucial en la reimaginación del trabajo de cuidado. Las nuevas empresas ahora están utilizando inteligencia artificial para emparejar a los cuidadores con ayuda calificada y asequible en sus comunidades. Otras nuevas empresas de tecnología sanitaria están desarrollando sistemas de monitoreo de salud impulsados por IA y asistentes robóticos para personas mayores. Estas innovaciones no reemplazan el cuidado humano, lo complementan, brindando a los cuidadores el apoyo que tanto necesitan.

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Al desarrollar estas soluciones, debemos abordar las desigualdades raciales y de género en nuestro sistema actual. Se espera desde hace tiempo que las mujeres de color proporcionen trabajo de cuidado por salarios bajos o nulos. Cualquier solución integral debe abordar estas desigualdades sistémicas de frente.

La industria de la salud debe reconocer que los cuidadores familiares son una parte esencial del equipo de cuidados. Integrarlos en los planes de cuidado, brindarles capacitación y reconocer sus aportes puede mejorar significativamente los resultados para los pacientes y reducir los costos de atención médica.

Además, los proveedores de atención médica y las aseguradoras deberían explorar formas innovadoras de apoyar a los cuidadores. Esto podría incluir el reembolso por servicios de apoyo a los cuidadores, ofrecer opciones de telemedicina que incluyan a miembros de la familia y desarrollar programas de salud específicos para cuidadores para abordar el desgaste físico y mental del cuidado.

Imaginemos un sistema de salud donde el cuidado se valore como el trabajo esencial que es. Donde la tecnología y la política trabajen juntas para apoyar a los cuidadores. Donde nadie tenga que elegir entre cuidar a un ser querido y perseguir sus propios objetivos de salud y carrera.

Esta visión no solo se trata de apoyar a los cuidadores, se trata de crear un sistema de salud más efectivo, humano y sostenible para todos. Es hora de que la industria de la salud se ponga de pie y reconozca a los cuidadores no solo como familiares cumpliendo con su deber, sino como trabajadores esenciales críticos para el futuro de la prestación de cuidados.

Ese es el sistema de salud que nuestros cuidadores merecen. Y es hacia el que todos deberíamos trabajar, no solo en el Día del Trabajo, sino todos los días.

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Foto: ipopba, Getty Images

Neal K. Shah es el Director Ejecutivo de CareYaya Health Technologies, una de las nuevas empresas de tecnología sanitaria de más rápido crecimiento en Estados Unidos. Dirige un laboratorio de investigación aplicada y una empresa social que utiliza IA y neurotecnología para promover la equidad en salud para la población envejecida. Ha avanzado en proyectos de IA para mejorar la atención neurológica con el apoyo de los Institutos Nacionales de Salud, AITC de Johns Hopkins y Harvard Innovation Labs. Es una “Voz destacada en salud” en LinkedIn con más de 40,000 seguidores.

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