Los microbios intestinales son entidades fascinantes que desempeñan un papel clave en la producción y uso de energía en nuestros cuerpos. Estos pequeños organismos producen ácidos grasos de cadena corta (AGCC), que son cruciales para influir en nuestra función metabólica.
Por ejemplo, los AGCC como el acetato y el propionato tienen un impacto significativo en la producción de glucosa y el almacenamiento de grasa. No son simples espectadores, sino que moldean activamente los procesos metabólicos de su anfitrión. ¿Alguna vez te has preguntado cómo funciona el microbioma intestinal para nuestros compañeros primates?
Interesantemente, cada especie de primate muestra variaciones en la composición de su microbiota intestinal, que son fundamentales para apoyar su evolución cerebral. Los primates con cerebros más grandes, por ejemplo, tienen una microbiota intestinal que promueve el uso de energía, mientras que los primates con cerebros más pequeños tienen una microbiota que favorece el almacenamiento de energía. Esta variación en la composición de la microbiota intestinal es un factor clave para comprender cómo se asigna la energía en los primates.
Las diferencias metabólicas subyacentes en la microbiota de cada especie se basan en sus respectivas capacidades para producir AGCC, que se producen a través de la fermentación de fibras dietéticas y carbohidratos. Una vez sintetizados, influyen en varios procesos metabólicos, incluida la regulación del apetito, la síntesis de grasa y el metabolismo de la glucosa. Al modular estos procesos, los AGCC ayudan a determinar si la energía se utiliza para necesidades inmediatas o se almacena para uso futuro.
Una mirada al microbiota intestinal de los primates
Un estudio publicado en Microbial Genomics investigó cómo el microbioma intestinal en diferentes especies de primates influye en su metabolismo. Específicamente, los investigadores se centraron en la relación entre el tamaño del cerebro y los requisitos energéticos. El estudio utilizó ratones libres de gérmenes inoculados con microbiota intestinal de tres especies de primates: macacos, monos ardilla y humanos.
Los tres primates fueron seleccionados en base a sus tamaños relativos de cerebro y rasgos metabólicos distintos, proporcionando un marco comparativo para explorar cómo afecta cada microbiota intestinal al metabolismo del anfitrión. Los investigadores demostraron que “el microbiota intestinal de los primates contribuye a las diferencias interespecíficas en el metabolismo del huésped” y que la microbiota “de los primates con cerebros más grandes cambia el metabolismo del huésped hacia el uso y producción de energía”.
Los hallazgos revelan que la microbiota de los primates con cerebros más grandes exhibe diferencias metabólicas significativas. Específicamente, los investigadores señalaron que “los ratones inoculados con microbiota de primates de alto EQ (cociente de encefalización) tenían significativamente menos grasa corporal” y “parecían tener una mayor producción de energía”.
Las pruebas adicionales muestran niveles elevados de glucosa en sangre en ayunas y concentraciones alteradas de enzimas hepáticas, lo que indica un cambio hacia una utilización de energía mejorada. También hubo un aumento notable en los triglicéridos y una disminución en los niveles de colesterol entre los sujetos de prueba.
El estudio identificó a los AGCC, en particular el acetato y el propionato, como metabolitos clave producidos en mayores concentraciones por la microbiota intestinal de los primates de alto EQ. “La microbiota intestinal de los primates de alto EQ produce concentraciones aumentadas de AGCC, en particular acetato y propionato”, que desempeñan un papel crucial en el apoyo al metabolismo energético.
Por ejemplo, el propionato es importante para la función cerebral óptima entre los humanos. Según los editores de Frontiers in Aging Neuroscience:
“Desempeña un papel importante en mantener la salud y el funcionamiento adecuado del cerebro y en proteger contra la neuroinflamación y las enfermedades neurodegenerativas (NDD), como la enfermedad de Alzheimer. Estos roles del propionato son potencialmente mediados por vías endocrinas, inmunitarias, vagales y humorales…
Además de la microbiota, otras fuentes potenciales de propionato incluyen la dieta, donde se usa como conservante de alimentos, y en tratamientos médicos, como el ácido valproico. El propionato y los prebióticos/probióticos que mejoran el propionato, la dieta y el trasplante fecal pueden ser tratamientos efectivos para NDD, pero también se deben tomar medidas para prevenir la toxicidad del propionato.”
El papel de los AGCC en la producción de energía
Mecánicamente, la mayor producción de acetato y propionato por la microbiota intestinal influye en la expresión génica del hígado, lo que conduce a una mayor producción y utilización de energía. En palabras de los investigadores, “Estas diferencias metabólicas del huésped están asociadas con cambios en la expresión génica del hígado”, lo que indica una conexión directa entre la actividad microbiana y las vías metabólicas del huésped.
Además, los AGCC cruzan la barrera hematoencefálica, funcionando ya sea como una fuente de energía inmediata para el cerebro o como moléculas señalizadoras que regulan los procesos metabólicos.
El estudio también observó que “los ratones con la microbiota intestinal de las dos especies de primates relacionadas distantes con EQ relativamente alto tenían un fenotipo metabólico consistente con un mayor uso y producción de energía del huésped.” Esto significa que la microbiota intestinal no solo afecta al almacenamiento de grasa, sino que también mejora la capacidad del cuerpo para generar y utilizar energía de manera más eficiente.
Consecuentemente, “los ratones inoculados con microbiota de primates de alto EQ exhibían concentraciones elevadas de ALP y ALT en sangre,” que son enzimas relacionadas con la función hepática, apoyando aún más los cambios metabólicos inducidos por la microbiota.
Además, la investigación destacó que “la glucosa producida a través de esta vía podría ser una fuente de energía valiosa para el cerebro,” enfatizando la importancia de los metabolitos derivados del intestino en el apoyo a la función cerebral.
Al fomentar un entorno donde la energía está fácilmente disponible, la microbiota intestinal facilita el mantenimiento y desarrollo de cerebros más grandes en los primates. Esta relación simbiótica subraya el papel fundamental de los microbios intestinales en las adaptaciones evolutivas relacionadas con el tamaño del cerebro y las capacidades cognitivas.
Cuatro formas de apoyar la salud óptima intestino-cerebro
Como se muestra en la investigación publicada, tu microbioma intestinal juega un papel vital en la función cerebral y el metabolismo energético. Al optimizar tu salud intestinal, podrás mejorar tu función cognitiva y bienestar general. Aquí hay cuatro pasos prácticos para fomentar esta conexión:
1. Nutre las bacterias beneficiosas con carbohidratos saludables — Incorpora carbohidratos saludables a diario, ajustando según tu microbioma y nivel de actividad. Concéntrate en frutas enteras con pulpa e introduce gradualmente alimentos ricos en fibra a medida que mejora tu salud intestinal. Pero ¿qué pasa si tu intestino está gravemente comprometido y no puede tolerar carbohidratos complejos? No te preocupes — te daré consejos sobre cómo reparar tu intestino en la última sección.
2. Nutre un entorno rico en dióxido de carbono y elimina alimentos dañinos — Minimiza el oxígeno asegurando una producción celular de energía adecuada a través de una nutrición adecuada y el manejo del estrés.
Evita el ejercicio de alta intensidad inmediatamente después de las comidas, ya que puede perturbar este delicado equilibrio al redirigir el flujo sanguíneo lejos de la digestión. Además, elimina los aceites vegetales, los alimentos procesados y las nueces de tu dieta para proteger tu intestino y tu salud en general.
3. Optimiza la producción de AGCC mientras proteges la barrera intestinal — Mejora la producción de AGCC, esenciales tanto para la salud intestinal como cerebral, consumiendo fuentes adecuadas de carbohidratos. Introduce la fibra gradualmente y monitorea la respuesta de tu cuerpo para evitar el aumento de los niveles de endotoxinas. Los AGCC ayudan a mantener la integridad de la barrera hematoencefálica, apoyando el bienestar general.
4. Protege la función mitocondrial con grasas saludables — Los aceites vegetales son una de las toxinas más perniciosas en la dieta occidental moderna. En su lugar, cocina comidas caseras usando grasas naturales como mantequilla de vacas alimentadas con pasto, sebo o ghee. Estas grasas saludables apoyan la producción de energía mitocondrial y el mantenimiento de bacterias intestinales beneficiosas.
Estrategias adicionales para apoyar la función del microbioma intestinal
¿Está gravemente comprometido tu intestino? Si lo está, necesitas repararlo lentamente hasta que puedas digerir carbohidratos saludables regularmente. En mi entrevista con el Dr. Vincent Pedre, un internista enfocado en medicina funcional y salud intestinal, recomienda comenzar con dietas bajas en carbohidratos y similares a las de los carnívoros, ya que esto crea un entorno que limita las fuentes de combustible de las bacterias patógenas.
Aunque dará resultados, no recomiendo su implementación a largo plazo porque eventualmente necesitarás carbohidratos. Si no tienes suficiente ingesta de carbohidratos, tus músculos eventualmente se debilitarán y el cortisol aumentará.
En mi último libro, “Salud Celular”, propongo el agua de dextrosa como una forma de ayudar a personas gravemente enfermas a aumentar su ingesta de carbohidratos sin efectos secundarios graves. A diferencia de los carbohidratos complejos de frutas y verduras, la dextrosa se absorbe en tu intestino delgado y no alimentará a las bacterias en el intestino grueso, evitando así la producción de endotoxinas.
Ciertos alimentos también ayudarán a fortalecer naturalmente tu intestino. Por ejemplo, el extracto de granada y los bioflavonoides cítricos contienen propiedades protectoras que ayudarán a reconstruir la capa de moco en tu intestino. Además, estos son efectivos para apoyar el crecimiento de probióticos sin causar efectos secundarios como gases e hinchazón, a diferencia de otros prebióticos.
Considera también practicar técnicas de manejo del estrés, ya que el estrés pone mucha presión en tu microbioma intestinal. Esto es especialmente cierto si todavía estás reconstruyendo tu intestino para tolerar carbohidratos saludables. Técnicas como la respiración adecuada y la meditación pondrán tu cuerpo en un estado relajado propicio para la curación.
Sin embargo, ten en cuenta que la meditación tradicional, especialmente cuando se practica de forma incorrecta, a veces conduce a una respiración excesiva y a la reducción de tus niveles de dióxido de carbono. Este no es el entorno ideal para curar tu intestino. Recuerda, el dióxido de carbono es importante para apoyar tu microbioma intestinal. Para mitigar este problema, te recomiendo que practiques técnicas de respiración lenta que permitirán que los niveles de dióxido de carbono aumenten, mejorando la entrega de oxígeno a tus tejidos en su lugar.