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Mauricio Pochettino se había calmado para cuando entró a la sala de conferencias de prensa de Stamford Bridge después de la victoria 2-0 de Chelsea sobre Tottenham, pero su entrevista con Sky Sports, poco antes, mostraba la tensión que bullía bajo la superficie.
“Creo que ya es suficiente”, dijo cuando le preguntaron sobre la continua especulación en torno a su futuro en el club. “Todos los entrenadores necesitan tiempo para plasmar sus ideas y su filosofía. Es difícil ver cada semana que estoy bajo escrutinio y juicio.”
Eso fue a principios de mayo, al comienzo de una racha de cinco victorias que impulsó a Chelsea hacia Europa. Pero la tensión entre el entrenador y los dueños vislumbrada esa noche en Stamford Bridge permaneció. La irritación de Pochettino comenzó a sonar más como resignación.
“Tal vez no estamos felices porque llegamos aquí con un trabajo por hacer, pero al final no es lo que esperamos”, dijo antes del viaje de Chelsea a Nottingham Forest, una semana después del partido contra Spurs.
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Paul Merson cree que dejar que Mauricio Pochettino abandone el club por consentimiento mutuo es una locura.
“Si nos separamos, no es un problema. No será el fin del mundo.”
Su partida, confirmada el martes, dos días después del final de una temporada tormentosa, se acordó por consentimiento mutuo, según el club, reflejando dudas en ambos lados. Pero es difícil ignorar la sensación de que el progreso se estaba estancando justo cuando estaba cobrando impulso.
Por supuesto, Pochettino finalmente no logró el puesto en la Liga de Campeones que se había marcado al comienzo de la campaña. Su equipo de Chelsea registró el peor récord defensivo del club en la era de la Premier League, encajando cuatro o más goles en cinco ocasiones diferentes.
Pero Graham Potter, predecesor de Pochettino, podría tener un punto cuando describió el trabajo como el “más difícil en el fútbol”. El club ha gastado generosamente en jugadores jóvenes, aparentemente con poca consideración sobre cómo serían moldeados en un equipo.
Incluso con un Thiago Silva de 39 años comenzando regularmente, la alineación de Chelsea fue la más joven de la Premier League esta temporada, y la cuarta más joven en la historia de la competencia.
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Su relativa inexperiencia es prácticamente sin precedentes para un equipo con aspiraciones de estar entre los cuatro primeros y también lo es la estrategia con la que han abordado el mercado de fichajes.
Mientras que otros clubes, como el Arsenal de Mikel Arteta y el Liverpool de Jurgen Klopp, han construido sus plantillas de forma incremental, Chelsea ha tratado de acelerar el proceso, comprimiendo 32 fichajes en cuatro ventanas desde la adquisición de Todd Boehly y Clearlake Capital.
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No es de extrañar que, en medio de todo ese cambio, las actuaciones hayan sido a veces caóticas y los problemas se vieron agravados por problemas de lesiones generalizados esta temporada, con Chelsea ocupando el tercer lugar detrás solo de Newcastle y Sheffield United en términos de días perdidos por lesiones.
A pesar de todos esos desafíos, y a pesar de que algunos aficionados nunca realmente se tomaron a bien a Pochettino, este mantuvo el apoyo de sus jugadores, con Nicolas Jackson, Cole Palmer, Moises Caicedo y Marc Cucurella entre los que expresaron tristeza por su partida.
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Nicolas Jackson, Marc Cucurella y Cole Palmer dan su reacción a la noticia de que Mauricio Pochettino deja Chelsea
El argentino fue contratado en gran parte por su historial en el desarrollo de jugadores como esos y ciertamente cumplió en ese aspecto con Palmer, una revelación después de su paso desde el Manchester City, y con Jackson, quien terminó fuertemente una difícil campaña.
Pochettino también logró mejoras de Noni Madueke, Malo Gusto, Trevoh Chalobah y Conor Gallagher, entre otros.
No siempre fue evidente entre sus resultados inconsistentes, pero Chelsea estaba mejorando constantemente a lo largo de la temporada, con su promedio de puntos por partido en los últimos cinco partidos aumentando después de pobres resultados bajo Potter y el entrenador interino Frank Lampard.
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La finalización de las oportunidades fue un problema importante, como lo había sido bajo sus predecesores, remontándose hasta la era de Antonio Conte.
Pero Pochettino difícilmente puede ser responsabilizado por la toma de decisiones que dejó a Jackson, un joven de 22 años con apenas medio año de experiencia previa en la máxima categoría, como su principal opción de ataque, y de hecho su única opción de ataque después de la ventana de enero.
La falta de puntería del equipo, junto con costosos – y frecuentes – errores individuales en el otro extremo del campo, enmascararon niveles de rendimiento generales alentadores.
La diferencia de goles esperada de Chelsea, una métrica utilizada por los clubes para evaluar el rendimiento que efectivamente mide la calidad de las oportunidades que un equipo crea contra las que concede, los colocó detrás solo de Arsenal, Manchester City y Liverpool esta temporada.
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Pero toda esta evidencia de progreso solo importaba tanto para los tomadores de decisiones del club al final. Y eso a pesar de que se trataba de un proyecto supuestamente a largo plazo centrado en maximizar el potencial de un plantel joven, algo hacia lo que Pochettino estaba trabajando.
No se pudieron llegar a compromisos para seguir juntos y el resultado es que, justo cuando las cosas se estaban juntando en el campo, Chelsea está comenzando de nuevo, buscando el sexto nombramiento de entrenador permanente del club en cinco años, y el cuarto en dos bajo los nuevos propietarios.
Su lista corta reportada aumenta la sensación de que esta es otra apuesta. Roberto De Zerbi, el favorito de las casas de apuestas, nunca ha dirigido a un equipo de élite. ¿Cómo se traduciría su estilo de juego?
Monterosa
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Kieran McKenna ha hecho maravillas en Ipswich, pero ¿cómo pueden saber que está listo para un paso de esta magnitud?
Con Pochettino ya fuera, esas tensiones bajo la superficie eventualmente llevaron a un punto de quiebre, Chelsea debe prepararse para volver a apostar una vez más, y enfrentar la posibilidad de dar más pasos hacia atrás antes de encontrar un camino hacia adelante nuevamente.