El agricultor local Cayetano Gil ha calificado la cosecha de uva de La Mata como “el peor retorno posible”, con las parcelas del Parque Natural de La Mata, entre Torrevieja y Guardamar del Segura, mostrando una pérdida del 50% en su producción.
Problemas como la sequía, la falta de cambio generacional, plagas, la presencia de animales en busca de alimento – este año están causando mucho más daño – y la complejidad legal que existe con la tierra, hacen cada vez más difícil mantener viva esta actividad vitivinícola que ha sido tan importante en este territorio desde tiempos inmemoriales.
La cosecha de agosto ha producido entre 10,000 y 12,000 litros, frente a los 50,000 en 2023. En los últimos años, las bodegas de La Mata y las hectáreas plantadas con viñedos dentro del Parque también se han perdido, pasando de alrededor de 30 a las actuales 20 aproximadamente.
En estos, ahora contamos con dos variedades de uva muy típicas de la zona, Moscatel y Merseguera, pero hay muchas más, en total hasta veinte. Estos viñedos tienen un sabor y carácter únicos, ya que están plantados a unos 500 metros del mar, impactados por un caprichoso Levante, a baja altitud, en tierras con tradición, con su propia historia asociada a la vid.
Los siglos vinculados a este cultivo se han modernizado, pero aún se trabaja de manera artesanal. Porque es tradición y cultura, el sello distintivo de este famoso rincón de Torrevieja. Una trayectoria que es valorada por la investigadora y divulgadora de la historia del patrimonio local, Ana Meléndez, a través de ‘Lagunas de Torrevieja y La Mata, Patrimonio cultural y poblaciones’ (una página de Facebook e Instagram), da fe de la importancia y representación de este tesoro, que ofrece vinos únicos muy apreciados dentro y fuera de España.
“Un bastión milenario” es a lo que Ana Meléndez se refiere al describir su historia, cómo cepas de otros lugares llegaron aquí, cómo se cultiva y el vocabulario compartido por los agricultores locales. Porque es más que solo cultivar. En este sentido, la asociación de agricultores que defiende el presente y futuro de este cultivo esencial dice que necesita más apoyo de la administración si quiere sobrevivir, aunque muchos ya lo consideran perdido.