Los ríos de España están en peligro por los siluros gigantes: Los expertos temen que la especie invasora introducida por pescadores destruirá toda la biodiversidad.

Una especie invasora de criatura que puede alcanzar más de dos metros de longitud y 100 kg de peso está amenazando con exterminar la biodiversidad de los ríos de España.

“El siluro es una bomba ecológica,” dijo Carlos Fernández Delgado, profesor de zoología en la Universidad de Córdoba.

“No puedo predecir el futuro, pero en muy poco tiempo podríamos ver desaparecer la riqueza ecológica de los ríos de España.”

La organización de Fernández, Stop Siluro, está llevando a cabo un estudio en el río Guadalquivir para determinar el impacto que las criaturas están teniendo en la ecología local, que incluye el parque natural de Doñana.

Una especie nativa del Danubio en Europa central, el siluro fue introducido por primera vez en los ríos de España por pescadores descuidados en la década de 1970.

Desde entonces, el pez gigante se ha extendido rápidamente, con la ayuda continua de los humanos, por los sistemas de cuencas del país.

“Esto es una locura,” dijo Fernández, “porque significa que seguro puedes pescar el siluro, pero pronto no habrá nada más. En pocos años acabará con la fauna autóctona.”

El monstruo de río, que se alimenta no solo de peces y carroña, sino también de aves e incluso roedores, necesita comer el 5% de su masa corporal todos los días.

“Mil siluros equivalen a más de 700 toneladas de biomasa exterminada a lo largo de un año,” dijo Fernández. Para empeorar las cosas, viven en promedio 30 años.

El siluro es una bestia de agua dulce que prefiere aguas turbias, generalmente habita en ríos grandes, lagos y embalses con aguas tanto someras como profundas, y una abundancia de peces.

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Y son inteligentes. “Sabemos que son capaces de reconocerse e identificarse,” explicó el profesor.

“En algunos casos incluso se ha detectado que son capaces de organizarse en manadas para cazar con más éxito,” dice Fernández.

Otro factor clave de su éxito es el cuidado paternal que el padre ofrece a su descendencia.

“Normalmente, un pez pone los huevos, los machos los fertilizan y luego se olvidan, por lo que quedan a merced de otros depredadores.

“El siluro no actúa así. Construye un nido y luego el macho se queda vigilando la puesta hasta que los huevos eclosionan y la descendencia comienza a nadar,” dice él.

Este comportamiento asegura el éxito reproductivo de una especie que puede vivir hasta 40 años, durante los cuales una hembra puede poner 30,000 huevos.

De vuelta en el río Guadalquivir, el equipo de científicos de Fernández está explorando la superficie con barcos equipados con un sistema de sonar.

“Si detectamos peces de más de un metro de longitud, sabemos que son siluros porque solo ellos alcanzan ese tamaño. Por ejemplo, las anguilas son más delgadas y no aparecen en el sonar.”

Según el zoólogo, el área baja del Guadalquivir es clave para analizar el desarrollo del siluro y su impacto en el medio ambiente.

“Hay pesquerías de cangrejos en la cuenca de las que dependen más de 200 familias para su sustento.

“Imagina lo que significaría para estas empresas si este depredador, que necesita dos kilos de comida al día, llegara.”