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Comenzó en Barcelona y luego se trasladó a Valencia, las cafeterías de España están molestas con la explosión de los nómadas digitales, “Pagan por un café y ocupan una mesa durante ocho horas”, dijo un informe.
La situación se ha vuelto cada vez más común en los últimos años: alguien se sienta en una cafetería, pide un café, abre su computadora portátil y pasa toda la mañana teletrabajando sin consumir nada más.
La llegada del trabajo remoto ha hecho posible que tanto autónomos como empleados trabajen desde cualquier lugar. Esto ha llevado a trabajadores del norte de Europa a aprovechar la visa de nómada digital de España para mudarse a climas más cálidos.
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Teletrabajo prohibido
Según informa La Vanguardia, las cafeterías ahora tienen un problema, con teletrabajadores ocupando mesas durante horas todo por el precio de una taza de café. Algunas cafeterías en Valencia y Barcelona han prohibido el teletrabajo para sus clientes, al menos durante las horas pico.
En Barcelona, la situación se ha vuelto insostenible para el sector de la hostelería de la ciudad. Raquel Llanes, gerente de Departure Café, en el corazón del Raval de Barcelona, explicó a Barcelona Secreta que la situación se había descontrolado: “Hemos tenido clientes que han pedido un café expreso y se han sentado durante ocho horas, personas que nos han pedido que bajemos la música para que puedan tener reuniones, clientes que sacaron sus tupperwares para comer”.
Ante este abuso de la hospitalidad, los propietarios de bares y cafeterías han comenzado a imponer restricciones. En Valencia, algunos establecimientos han colocado carteles en las mesas indicando que el teletrabajo está prohibido entre las 8 de la mañana y el mediodía. La medida tiene como objetivo evitar que los clientes ocupen una mesa durante las horas más concurridas del día, cuando los clientes vienen a desayunar y encuentran todas las mesas ocupadas.
WiFi apagado
Otros han optado por sistemas menos amigables, pero igualmente efectivos: apagar la red WiFi del local durante las horas pico. “El dueño ha eliminado el WiFi para evitar precisamente estas situaciones. La gente se sentaba y no se iba”, dice un trabajador de una de las cafeterías en el informe de La Vanguardia.
“Esto no es una biblioteca, es una cafetería”, dijo Raquel Llanes en Barcelona, añadiendo que, “desde que prohibimos el teletrabajo hemos mejorado nuestras cifras y también el ambiente en nuestra cafetería. Como dice nuestro letrero, ‘No tenemos ordenadores portátiles aquí, pero sí tenemos buen café'”.
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