Los gemelos de 20 años, hijos de un conocido traficante de drogas mexicano, han sido arrestados y extraditados a España desde Hungría.
Patricio y Pablo Lorenzo han sido acusados de presuntamente pertenecer a una célula del cártel de Sinaloa en Barcelona, liderada por su padre Pablo Lorenzo Ampudia Bernal.
La Policía Nacional dijo que los gemelos podrían haber estado involucrados en el secuestro y tortura de un traficante de drogas serbio-kosovar en un ajuste de cuentas que terminó con su ejecución y una falsa demanda de rescate por parte de su familia.
Se les acusa también de otros delitos relacionados con el cártel, incluido el lavado de dinero.
La facción, en la que otros 13 mexicanos eran miembros, buscaba importar metanfetaminas, éxtasis y marihuana a España a través de los puertos de Barcelona y Tarragona.
Los hermanos fueron trasladados a Madrid en un vuelo programado desde Budapest el martes.
Los últimos arrestos forman parte de la Operación Balcanes, una investigación en curso sobre el cártel de Sinaloa y cómo se estableció en España bajo una estructura operativa altamente sofisticada.
A diferencia de la mayoría de los hijos de jefes de cárteles de drogas, Patricio y Pablo Lorenzo crecieron entre la elite europea.
Su madre, de nacionalidad húngara, los inscribió en una escuela prestigiosa y conocida en Budapest, a la que asistían hijos de diplomáticos y empresarios.
Mientras su padre dirigía operaciones de tráfico de drogas desde una villa en Tarragona, llevaron una vida de aparente normalidad, rodeados de lujo y exclusividad, saltando entre la Ciudad de México, Barcelona y Budapest.
Los hermanos no ocultaron su riqueza a través de sus publicaciones en redes sociales.
Ambos fueron vistos con autos Lexus de alta gama, ropa de diseñador, cigarros, hoteles de cinco estrellas y referencias a cuentas de criptomonedas con supuestas transacciones millonarias.
La Policía Nacional dijo que no eran solo herederos del imperio de su padre, sino miembros activos en la red de distribución de metanfetaminas, con muchas tareas delegadas a ellos.
La célula recibía envíos de drogas impregnadas en diferentes materiales desde México, que luego eran procesadas en laboratorios clandestinos en Cataluña antes de ser distribuidas por todo el mundo, incluso hasta Australia.