La versión sincera del debate subyacente sobre la transexualidad realmente se trata de compasión versus crueldad. Los defensores de cada lado creen que están del lado de la compasión. Ninguna cantidad de argumentos persuadirá a un soldado comprometido del otro lado, porque la razón no fue la base de sus opiniones en primer lugar.
Pero creo que una cierta demostración de empatía, sin comprometer la necesidad de proteger a los niños de intervenciones físicas o químicas o la integridad del deporte femenino, termina siendo muy valiosa.
Una de las mayores sorpresas de mi tiempo en la campaña vino de nada menos que de la prensa convencional. Según Ramaswamy, los estadounidenses deben abrazar las virtudes del compromiso y la compasión.
Durante el ciclo de la campaña, las redes “incrustan” a jóvenes reporteros con importantes campañas presidenciales para asistir a cada evento y conferencia de prensa para su cobertura. Uno de estos reporteros era de una importante organización de noticias.
Llamémosla Kori. Kori era particularmente trabajadora, nunca se perdía un evento y siempre aprovechaba la oportunidad de hacer una pregunta.
Frecuentemente Kori me desafiaba en el tema de la identidad de género, particularmente en mi opinión de que la transexualidad es un trastorno de salud mental.
En un evento en Iowa, recibí algunas preguntas especialmente animadas sobre la transexualidad que se imponía a los niños en las escuelas. Había varios padres en la habitación que estaban comprensiblemente frustrados y expresaron públicamente sus preocupaciones.
Por mi parte, respondí sin reservas que la transexualidad es una condición de salud mental y debe tratarse como tal.
Después de ese evento, Kori pidió tener una conversación personal.
Su reportaje siempre era justo. Así que cuando se me acercó de una manera poco característica, me tomé el tiempo para hablar con ella. Me detuve y vi sus ojos medio llenos de lágrimas, así que me aparté de la multitud. Resultó que Kori quería tener una conversación personal.
“Realmente he disfrutado conociéndote, y especialmente a Apoorva y a los niños, este año. Pero tengo que preguntarte: ¿Qué te da la confianza de que realmente solo hay dos géneros?” Me preguntó Kori, temblando ligeramente.
Sí, estaba hablando en una grabación a un reportero convencional que estaba grabando lo que decía, pero esto no era realmente una conversación con la prensa. Era una conversación personal con alguien a quien había llegado a respetar como persona, y creo que también había llegado a respetar a mi familia y a mí.
Y Kori estaba claramente molesta.
Le expliqué mi punto de vista de que todo comenzaba con la biología. Si tienes dos cromosomas X, con un sistema reproductivo femenino, eres una mujer. Si tienes un cromosoma X y un cromosoma Y, con un sistema reproductivo masculino, eres un hombre. Punto.
Entonces me di cuenta: Kori no fingía indignación ni estaba fabricando una pregunta trampa. Estaba hablando conmigo porque ella misma se identificaba como no binaria.
Se sintió herida por mis comentarios, no santurronamente en nombre de una persona desconocida, sino en su propio nombre. Estaba herida no porque me detestara, sino porque, creo, me respetaba.
Entonces le pregunté a Kori sobre su propia identidad. Dijo que se identificaba como no binaria. Le pregunté cuándo llegó a esa realización, y dijo que fue al final de la secundaria.
Cuando le pregunté qué era diferente en su experiencia en relación con una joven que descubre preferencias sexuales diferentes a las de la mayoría de sus compañeros, ella se detuvo y se puso pensativa. No tenía una respuesta lista, y no tenía la intención de presionarla sobre esto.
En su lugar hablamos sobre su familia. Creció en un hogar monoparental en Baltimore con una madre negra soltera. Su padre estuvo encarcelado durante muchos años, lo que afectó su relación.
No venía de un entorno donde podrías predecir que se graduaría de la universidad, y mucho menos se convertiría en una periodista que, en mi opinión, estaba entre las mejores de su campo.
Realmente no llegamos a una resolución, aparte de sonreír y estar de acuerdo en seguir con la conversación. He visto a Kori varias veces desde entonces. Ella es el único reportero al que he seguido en contacto regular después de que terminó la campaña. Cuando visité “The Breakfast Club” para un podcast en la ciudad de Nueva York, llamé a Kori e la invité a que se uniera a mí detrás del escenario, no como miembro de la prensa, sino como amiga.
Aceptó y mi intención había sido terminar la conversación que empezamos en Iowa, pero terminamos hablando de su nuevo apartamento y de la actual sección a la que fue asignada desde que terminó mi campaña.
Puede haber unidad cuando no hay uniformidad, dijo una vez el reverendo Martin Luther King Jr. Quizás Kori y yo terminemos nuestra discusión de Iowa algún día.
Quizás no. Pero cuando recuerdo mi relación con Kori, mi debate con ella sobre la transexualidad ciertamente no será la parte más importante.
Extracto de TRUTHS: El futuro de Estados Unidos Primero por Vivek Ramaswamy. Copyright © 2024 por Vivek Ramaswamy. Reimpreso con permiso de Threshold Editions, un sello de Simon & Schuster, LLC.