São Paulo, en particular, se ha convertido en un punto de encuentro porque, según algunas medidas, es la ciudad más rica de Brasil, con muchos vecindarios adinerados donde muchas farmacias almacenan medicamentos porque hay suficientes personas que pueden pagarlos. En estos días, los ladrones no tienen problemas para encontrar compradores en grupos de WhatsApp y Facebook.
La orientación de las farmacias ha generado temor entre los trabajadores y ha llevado a algunas tiendas a reducir su suministro de medicamentos para bajar de peso. Los robos son “definitivamente una tendencia en aumento”, afirmó Pedro Ivo Corrêa dos Santos, un director de policía en el Área de Investigación Criminal del Estado de São Paulo.
Las farmacias suelen ser objetivos fáciles, añadió el director de policía. “Muchas operan las 24 horas, almacenando los productos en un congelador sin seguridad, solo protegidos por el farmacéutico”, explicó.
Un análisis del New York Times de una base de datos del estado de São Paulo reveló que los robos en farmacias donde se sustrajeron Ozempic, Wegovy o Saxenda aumentaron notablemente en los últimos tres años, pasando de un solo incidente en 2022, donde se robaron cuatro cajas de Ozempic de un solo establecimiento, a 18 robos en 2023 y 39 el año pasado.