Con la oscuridad cayendo a lo largo del paseo marítimo de Hong Kong, con un telón de fondo de relucientes rascacielos, la música de carnaval competía con el zumbido de los ventiladores mientras los visitantes saltaban en el Stonehenge inflable.
La réplica megalítica hinchable blanca era parte de una instalación montada este mes para SummerFest, un festival público al aire libre que continúa durante varias semanas. Al igual que sus compañeros, incluyendo las pirámides egipcias y los gigantescos rostros de la Isla de Pascua, se basaba en imágenes generadas por inteligencia artificial creadas por Joann, una diseñadora armenia que ha creado exhibiciones caprichosas y surrealistas para clientes como Gucci, Marc Jacobs y Oatly Ice Cream.
La exhibición, “Maravillas Inflables”, ha atraído multitudes. También ha provocado burlas, así como ha suscitado discusiones sobre la sensibilidad cultural y sobre lo que se considera arte versus comercialismo burdo, halagando los gustos masivos. Algunas personas también se han preguntado por qué no se están utilizando más artistas locales para proyectos como este.
El blanco es un color asociado con la muerte en Asia Oriental, y las formas del Stonehenge han sido comparadas con las lápidas. A medida que el espacio para la libre expresión se ha reducido en Hong Kong en los últimos años, disminuyendo su brillo como puerta cosmopolita, los esfuerzos por atraer turistas o generar orgullo cívico a veces han sonado a desesperación o simplemente a rareza.
La exhibición también ha planteado preguntas sobre si los inflables, una presencia creciente en el mundo del arte, merecen ser tomados en serio.
En una tarde reciente, algunos de los que se relajaban en el Stonehenge eran admiradores. “Creo que esto es divertido y agradable de ver”, dijo Cai Zhijian, un fotógrafo independiente de 45 años que visitaba desde Fuzhou, una ciudad en la provincia china de Fujian, llevando un palo de selfie. “Puedes relajarte aquí”.
Fion Ho, una corredora de seguros de 51 años que visitaba con su padre, estaba menos impresionada. “¿Llamas a eso una torre? ¿La torre inclinada de Pisa? ¿No parece un juguete? Esto es más adecuado para el parque acuático.”
Hong Kong tiene una historia de dar la bienvenida al arte inflable. En 2013, un gigantesco pato de goma, creado por el artista holandés Florentijn Hofman y patrocinado por un centro comercial local, adornó el puerto Victoria. Miles acudieron a verlo, muchos llevando pequeñas versiones del pato en homenaje. También ese año, varios inflables fueron instalados por M+ cuando ese museo aún estaba en construcción. Sus temas incluían una cucaracha gigante, un cerdo lactante y un montón de excrementos.
Tales obras ampliaron la definición de arte contemporáneo, dijo Vivienne Chow, corresponsal de Artnet News en Londres y coautora del boletín The Asia Pivot, que cubrió arte y cultura en Hong Kong durante dos décadas. Los inflables también son divertidos y acogedores para el público, agregó.
Pero mientras los organizadores de eventos intentaban replicar esa exitosa combinación de consumismo, turismo y arte público, los inflables gigantes corrían el riesgo de convertirse en un cliché aburrido.
Llevar las imágenes generadas por inteligencia artificial fuera del reino de la fantasía es otro desafío. Joann, cuyas imágenes inspiraron “Maravillas Inflables”, expresó inicialmente consternación por cómo se representaban. “No me gusta que mi nombre esté en esta exposición fea”, dijo en una entrevista con Yahoo News. “Pero el concepto es mío. Así que me encantaría que se detuviera”. Agregó en la entrevista que sentía que las estructuras parecían mal proporcionadas, según las imágenes que había visto de la exhibición (no la ha visto en persona).
Grace Au Shui-lin, curadora de SummerFest, dijo en una entrevista de radio que esperaba que los visitantes vieran la exhibición por sí mismos, en lugar de basar sus opiniones en fotografías que caracterizó como engañosas. Central Venue Management, el organizador del evento, dijo que 12.000 personas habían visitado las instalaciones en solo los primeros tres días del festival, que se extiende del 5 de julio al 11 de agosto.
Cuando se les pidió un comentario, Joann y Central Venue Management emitieron una declaración conjunta retractándose de los comentarios anteriores de Joann. Los había hecho, explicaba, después de ver fotos “de baja calidad y no profesionales” de la exhibición que hacían “difícil evaluar con precisión la apariencia de las instalaciones”.
La exhibición también ilustró las limitaciones de los inflables en el mundo real, incluso cuando la inteligencia artificial se vuelve más prevalente en el arte y el diseño.
“Si bien la inteligencia artificial permite una creatividad ilimitada y surrealista, traducir estos diseños en instalaciones físicas implica desafíos significativos. Por lo tanto, se esperan variaciones respecto a los conceptos originales de inteligencia artificial”, decía la declaración. Agregaba que Joann no recibió compensación por el evento público gratuito, y que los organizadores “no estaban obligados a replicar” sus diseños “exactamente”.
El arte inflable ha enfrentado otros desafíos. En febrero de este año, fuertes vientos pospusieron dos veces el lanzamiento de “Corazones Regordetes”, una instalación de globos rojos concebida por la artista británica Anya Hindmarch e destinada a flotar sobre monumentos de la ciudad. Comentaristas en línea y legisladores expresaron dudas sobre si el proyecto debería haber recibido casi un millón de dólares (7,8 millones de dólares de Hong Kong) en financiación gubernamental.
Manfred Yuen, un arquitecto prominente de Hong Kong conocido por diseñar espacios de juego, dijo que la reacción negativa reflejaba otras fuentes de descontento, como la economía en declive, la caída del turismo y el cierre de pequeñas empresas, más que una reacción a las obras en sí, sobre las que la opinión es necesariamente subjetiva.
También mencionó la contratación de artistas extranjeros. “Mi pregunta al gobierno es: ¿Por qué no pueden usar talento local?” añadió. “Necesitas dar a los artistas la oportunidad de crecer. Comienzas importando, luego sigues importando”.
Desde 2018, el Sr. Yuen ha creado “Espacios Suaves”, una serie de instalaciones inflables tanto en interiores como en exteriores cuyos efectos especiales de iluminación, música y animaciones están diseñados específicamente para el juego interactivo.
Dijo que era una tarea delicada, si no imposible, reconciliar obras destinadas a inspirar y plantear preguntas con la diversión carnavalesca diseñada para el consumo masivo. Pero para los visitantes de “Maravillas Inflables”, esa pregunta no estaba en primer plano.
En una tarde reciente, Wendy Liu, una estudiante de investigación de 23 años de Shenzhen, vagaba por el Stonehenge después de dar una vuelta en una noria cercana.
“¿Qué se supone que representa esta exhibición?” preguntó.
Había pasado la última media hora disfrutando de la vista del horizonte de Hong Kong desde el espacio abierto junto al puerto.
“Esto es espacioso y bonito”, dijo. “Creo que encaja con el tema”.