La insuficiencia cardíaca es un problema en crecimiento en América. Según un estudio publicado en la Revista de Insuficiencia Cardíaca, alrededor de 6.7 millones de estadounidenses mayores de 20 años tienen insuficiencia cardíaca, y se espera que esta cifra alcance los 8.5 millones de personas para el 2030. A nivel global, es una de las condiciones más prevalentes y mortales, afectando a más de 37 millones de personas.
En la insuficiencia cardíaca, el músculo cardíaco se ha debilitado hasta el punto de no poder bombear suficiente sangre para satisfacer las necesidades de tu cuerpo. Cuando esto sucede, comienzas a experimentar síntomas como fatiga persistente, falta de aire, hinchazón en las piernas y acumulación de líquido en los pulmones. Sin tratamiento, la insuficiencia cardíaca lleva a la discapacidad crónica, hospitalizaciones repetidas y muerte prematura.
Aunque la insuficiencia cardíaca es una amenaza para la vida por sí sola, lo que muchas personas no se dan cuenta es que una infección severa, como la neumonía o la sepsis, aumenta significativamente la probabilidad de su desarrollo en los años siguientes, incluso si tenías un corazón sano en un principio.
Estudio Encuentra que las Infecciones Severas Duplican tu Riesgo de Insuficiencia Cardíaca
En un estudio publicado en la Revista de la Asociación Americana del Corazón, los investigadores examinaron la conexión entre las infecciones severas y la insuficiencia cardíaca, destacando la importancia de reducir tu riesgo de contraer tales enfermedades. Analizaron datos de 14,468 adultos que participaron en el estudio de Riesgo de Aterosclerosis en Comunidades (ARIC), rastreando sus resultados de salud durante 27 años.
– El impacto de las infecciones severas: Los hallazgos revelaron que las personas hospitalizadas por infecciones, como neumonía, sepsis o infecciones del tracto urinario (ITU), tenían más del doble de probabilidades de desarrollar insuficiencia cardíaca en comparación con aquellos que nunca habían sido hospitalizados por una infección.
Los participantes, de entre 45 y 64 años al inicio del estudio, no tenían un diagnóstico previo de insuficiencia cardíaca. De 1987 a 2018, el 46% de ellos (6,673 participantes) experimentaron al menos una hospitalización relacionada con una infección.
– La insuficiencia cardíaca se deriva de infecciones: Los investigadores encontraron que las hospitalizaciones estaban fuertemente asociadas con ambos tipos de insuficiencia cardíaca: insuficiencia cardíaca con fracción de eyección preservada (ICFEP) e insuficiencia cardíaca con fracción de eyección reducida (ICFER). Específicamente, las hospitalizaciones relacionadas con infecciones aumentaron el riesgo de ICFEP en 2.97 veces y el riesgo de ICFER en 1.77 veces.
El Rol de la Inflamación en la Insuficiencia Cardíaca
Las infecciones desencadenan que tu sistema inmunológico responda agresivamente, inundando tu cuerpo con sustancias químicas inflamatorias para combatir patógenos. Si bien esta respuesta es necesaria para combatir la infección, el estudio encontró que este mismo proceso inflamatorio también tiene la posibilidad de desregularse, causando daño persistente al músculo cardíaco.
– La inflamación no desaparece inmediatamente: Cuando la respuesta inmune persiste más allá de la infección en sí, la inflamación crónica debilita la capacidad del corazón para bombear sangre de manera eficiente.
– Los biomarcadores inflamatorios contribuyen a la salud cardíaca deteriorada: Los investigadores describieron cómo los biomarcadores inflamatorios involucrados, como la interleucina-6 (IL-6) y el factor de necrosis tumoral-alfa (TNF-α), contribuyen al endurecimiento del músculo cardíaco.
Como señalaron los investigadores, “Una respuesta inflamatoria normal provocada por una infección se caracteriza por la regulación temporalmente restringida de la actividad inflamatoria que ocurre cuando una infección está presente, la cual se resuelve una vez que ha pasado la amenaza. Sin embargo, factores biológicos, psicológicos, ambientales y sociales pueden retrasar o prevenir la resolución de esta fase aguda y resultar en inflamación crónica y activación inmune.”
Infecciones que Representan el Mayor Riesgo
El estudio identificó tipos específicos de infecciones que tenían la mayor asociación con el riesgo de insuficiencia cardíaca, con infecciones respiratorias e influenza encabezando la lista. Las infecciones sanguíneas o circulatorias (bacteriemia) también fueron contribuyentes significativos. Otras infecciones incluyeron infecciones del tracto urinario (ITU), infecciones digestivas e infecciones de la piel. Las infecciones adquiridas en el hospital estaban en la parte inferior de la lista.
– Ciertos grupos enfrentan un mayor riesgo: Si bien todos los participantes con hospitalizaciones relacionadas con infecciones tienen un mayor riesgo de insuficiencia cardíaca, ciertos grupos enfrentan peores resultados. Los adultos mayores y las personas con condiciones preexistentes como diabetes o hipertensión tienen un mayor riesgo. Como señalaron los investigadores.
– Las enfermedades crónicas contribuyen a la insuficiencia cardíaca: En un estudio publicado en Diabetes Care, “La insuficiencia cardíaca (IC) ha sido reconocida como una complicación común de la diabetes, con una prevalencia de hasta el 22% en individuos con diabetes y tasas de incidencia crecientes.” Según los investigadores, varios mecanismos relacionados con la diabetes contribuyen al desarrollo de la insuficiencia cardíaca, como la inflamación y la disfunción mitocondrial.
– La insuficiencia cardíaca se acumula con el tiempo: Ten en cuenta que el riesgo de insuficiencia cardíaca no es un fenómeno a corto plazo. Según el estudio destacado, la mayoría de los casos aparecieron varios años después de la hospitalización relacionada con la infección inicial. Específicamente, el tiempo promedio desde la infección hasta el diagnóstico de insuficiencia cardíaca fue de alrededor de siete años, y el 82% de la insuficiencia cardíaca ocurrió más de un año después de la infección.
Protégete de las Infecciones Aumentando tus Niveles de Vitamina D
Basándose en estos hallazgos, está claro que protegerte de desarrollar infecciones severas en primer lugar es clave para reducir tu riesgo de insuficiencia cardíaca. Una de las mejores maneras de hacerlo es optimizando tus niveles de vitamina D a través de la exposición al sol. No solo es esta estrategia práctica, sino también económica.
– El rol protector de la vitamina D: Apoya tu sistema inmunológico, lo que ayuda a reducir el riesgo o la gravedad de las infecciones. Específicamente, juega un papel esencial en la síntesis de péptidos antimicrobianos (PAM), incluido la catelicidina, que funciona contra las bacterias Gram-positivas y Gram-negativas. Este péptido es producido por células inmunes que protegen tu cuerpo contra la infección, como células de la piel y del intestino.
– Los PAM protegen contra varios patógenos: En un estudio publicado en Frontiers in Microbiology, los investigadores señalaron que los PAM ayudan a proteger tu cuerpo contra una amplia gama de bacterias patógenas, “como VRE, Acinetobacter baumannii y MRSA en la medicina clínica y S. aureus, Listeria monocytogenes, E. coli en alimentos y Salmonella, Vibrio parahaemolyticus en productos acuáticos.”
– Los PAM también tienen beneficios antifúngicos: La investigación muestra que los PAM también luchan contra cepas fúngicas, como Candida albicans que causan infecciones por hongos, así como el aflatoxina, un carcinógeno producido por Aspergillus flavus. También luchan contra los virus mediante la inhibición de la unión del virus y la fusión de la membrana celular del virus, destruyendo el envoltorio del virus e inhibiendo la replicación viral.
Nuevamente, obtener exposición regular y segura al sol es una de las mejores formas de aumentar tus niveles de vitamina D. Sin embargo, debe hacerse de manera metodológica, especialmente si has estado consumiendo una dieta alta en ácido linoleico (LA), que comúnmente se encuentra en los aceites vegetales.
– Minimiza la ingesta de LA primero: Si has estado consumiendo altas cantidades de LA, espera al menos seis meses antes de pasar mucho tiempo directamente al sol, ya que aumenta tu riesgo de quemaduras solares. Cuando la luz solar golpea el LA incrustado en tu piel, se descompone en metabolitos tóxicos que crean inflamación y daño al ADN. Recomiendo reducir tu ingesta de LA a menos de 5 gramos al día de todas las fuentes de alimentos.
– Programa adecuadamente tu exposición: Mientras reduces tu ingesta de aceites de semillas, evita las horas pico de luz solar, típicamente una hora antes y después del mediodía solar. En la mayoría de las regiones de EE. UU. durante el verano, esto significa evitar la luz solar directa de 11 a.m. a 3 p.m. durante el horario de verano, o de 10 a.m. a 2 p.m. en horario estándar.
– Gradualmente, a medida que tu cuerpo elimina el LA acumulado, puedes aumentar de manera segura tu exposición al sol, eventualmente disfrutando de una hora o más de luz solar directa.
– El rango óptimo de vitamina D: Ahora que conoces los conceptos básicos para optimizar de manera segura tu vitamina D, la siguiente parte es determinar tu nivel. El rango ideal para la salud óptima y la prevención de enfermedades está entre 60 ng/mL y 80 ng/mL, con la suficiencia comenzando en 40 ng/mL. Para saber si estás alcanzando el rango correcto, hazte pruebas de sangre regularmente.
Considera Pasar Más Tiempo al Aire Libre
Además de recibir luz solar, pasar tiempo afuera también te expone a los efectos curativos del aire fresco, como se relató en un estudio publicado en Cureus. Durante la década de 1960, los investigadores de biodefensa acuñaron el término “factor de aire libre” (OAF) para describir las propiedades germicidas del aire exterior capaz de eliminar patógenos. Además, los autores señalaron que los rayos ultravioleta del sol inactivan rápidamente los virus.
– ¿Qué es el OAF? – Esto es algo que los investigadores aún no pueden identificar estrictamente, pero creen que se trata de efectos sinérgicos. Como se señaló en su revisión de la literatura, “Un componente potencial del OAF, el radical hidroxilo (HO), ha sido generado artificialmente y utilizado para matar patógenos transportados por el aire.”
Sin embargo, los expertos en ciencias atmosféricas que revisaron la evidencia disponible en 2021 concluyeron que los radicales HO no son directamente responsables de los potentes efectos germicidas del OAF. Sin embargo, los compuestos detrás del OAF siguen siendo un misterio, contribuyendo a su negligencia en las recomendaciones de salud pública.
– El aire fresco es bueno para ti: A pesar de la naturaleza misteriosa del OAF, te aconsejo que aproveches los poderes terapéuticos del aire fresco tanto como sea posible. Para hacerlo, aumenta tu tiempo al aire libre, lo que también optimiza tus niveles de vitamina D y ayuda a combatir las infecciones. Cuando estés en interiores, asegúrate de abrir tus ventanas para dejar entrar el aire fresco de manera regular.
Una Manera Económica de Tratar la Sepsis
La sepsis es una infección grave en la que tu sistema inmunológico se descontrola en respuesta a combatir una infección, lo que lleva a síntomas como alta temperatura corporal, deterioro mental y falta de aire. Según la Clínica Mayo, más personas mueren a causa de ella que del cáncer de próstata, cáncer de mama y SIDA combinados. Lo que es peor, se estima que el 40% de los adultos desconocen esta condición.
– Los desafíos de tratar la sepsis: Además de lo mencionado, el problema al tratar la sepsis es la prevalencia de infecciones resistentes a los medicamentos. Sin embargo, el Dr. Paul Marik, un médico de cuidados intensivos, puede haber encontrado una manera de salvar innumerables vidas cada año utilizando una combinación de dos nutrientes fácilmente disponibles y baratos y un esteroide: vitamina C, tiamina e hidrocortisona.
– Un avance en el tratamiento de la sepsis: En un último esfuerzo por salvar la vida de una mujer con sepsis, decidió administrar una combinación de vitamina C intravenosa e hidrocortisona. Si bien todos esperaban que la paciente muriera, el intento de Marik funcionó y se recuperó durante la noche.
– Pruebas repetidas confirmaron el protocolo: Para los siguientes pacientes con condiciones similares, Marik repitió su combinación innovadora. Eventualmente, agregó tiamina por una variedad de razones. Por ejemplo, se requiere tiamina para metabolizar algunos de los metabolitos de la vitamina C. Los estudios también han demostrado que los pacientes con sepsis tienen deficiencia de ciertas vitaminas, y cuando se administra tiamina, reduce la mortalidad.
Eventualmente, Marik publicó un estudio retrospectivo en la revista Chest en el que relata cómo la administración de una combinación de vitamina C, tiamina e hidrocortisona durante dos días redujo la mortalidad del 40% a solo el 8.5%. De las 47 personas que trató, solo cuatro murieron debido a su enfermedad subyacente, no a la sepsis.
Reduce tu Riesgo de Desarrollar Sepsis con Estas Estrategias
Si contraes una infección grave como la sepsis, comunicar el protocolo de tratamiento de Marik a tu médico podría salvarte la vida. Pero ¿por qué esperar a que ocurra la sepsis cuando puedes prevenirla en primer lugar? Aquí hay cinco pasos prácticos para reducir tu riesgo de sepsis:
– Trata las infecciones de manera temprana y efectiva: No ignores infecciones menores como ITU o heridas en la piel. Lo que comienza como una infección pequeña y manejable podría escalar a algo peor. Si notas signos como dolor al orinar, enrojecimiento alrededor de una herida o síntomas respiratorios persistentes, toma medidas inmediatas. El tratamiento temprano previene la cascada inflamatoria que contribuye al daño al músculo cardíaco.
– Concéntrate en restablecer la energía celular: El daño de las infecciones a menudo está enraizado en la disfunción mitocondrial, la capacidad de tus células para producir energía de manera eficiente. Una de las mejores formas de restaurar la energía celular es optimizando tu consumo de carbohidratos. Si has estado siguiendo una dieta baja en carbohidratos, considera aumentar tu consumo de carbohidratos a 250 a 300 gramos al día, dependiendo de tu nivel de actividad.
Prioriza carbohidratos fáciles de digerir como frutas maduras y arroz blanco, que alimentan a tus bacterias intestinales y apoyan la integridad de la barrera intestinal. Apoyar tus mitocondrias ayuda a reducir la inflamación crónica y fortalece la capacidad de tu corazón para recuperarse del daño relacionado con la infección.
– Mejora la salud intestinal para reducir la carga endotoxínica: Las infecciones que contribuyen a la insuficiencia cardíaca comienzan con la disbiosis intestinal, un desequilibrio en las bacterias intestinales que aumenta la producción de endotoxinas. Las endotoxinas que ingresan al torrente sanguíneo desencadenan inflamación sistémica y ejercen una presión adicional sobre el corazón.
Para mejorar tu salud intestinal, limita los alimentos ricos en fibra si tienes una mala salud intestinal, ya que inundar repentinamente tus intestinos con fibra solo aumentará la producción de endotoxinas. Comienza con frutas enteras y arroz blanco antes de introducir carbohidratos más complejos. Minimizar los aceites vegetales en tu dieta y aumentar tu